Tiempo más tarde
Sólo había una cosa que bombeaba mi corazón. Un único pensamiento martilleante. <<Me duele la cabeza, me duele la cabeza, me duele la cabeza, me duele la cabeza...>> y era cierto. Sentía un agudo pinchazo clavado en la sien que lograba que todo diese vueltas. Hacia arriba, hacia abajo, del revés... Oh, joder, qué mareo.
Arrastrando las manos por la hierba cuajada en rocío, traté de abrir los pesados párpados que se negaban a dejar pasar la luz solar. ¿Dónde diablos estaba? ¿Qué había sucedido? Demonios... parecía que me hubieran dado una paliza.
Las piernas respondieron casi al mismo tiempo que los brazos, y, de rodillas, me dediqué a inspirar hondo varias veces, mientras procuraba remitir la sensación de mareo que bailoteaba en mi sentidos. Trataba de tragarme el nudo angustioso en la garganta como podía, pero no era tan fácil. Oh y por fin...¡abrí los ojos! Y lo primero que entró en ellos fue la visión de un cuerpo joven y un rostro esculpido en plata que dormía apaciblemente sobre la hierba. La contemplé durante largos instantes, mi mente preguntándose quién era aquella chica tan peculiar y que tanto me llamaba la atención. Algo en mí la recordaba... pero... ¿de qué?
Gateé hacia donde estaba ella y alcé dos dedos para rozar su mejilla helada. Oh, ¡tenía frío! Me detuve interiormente pensando qué hacer. Podía prestarle alguna de mis prendas para cubrirla, pero realmente, aparte de la blanca blusa, los pantalones y las botas no tenía nada más de lo cual pudiera despojarme.
Todo volvió a rotar cuando sacudí la cabeza.
-Agh- murmuré débilmente, sintiendo los brazos flaquear y cayendo hacia delante, apoyando la cabeza en el pecho de ella, escuchando el latir pesaroso de su corazón. Era tranquilizante...