El río del Castillo

Tema: El río del Castillo Jue Mayo 07, 2009 8:21 pm

Resulta ser una hermosa vista la del agua deslizándose por el rocoso camino hacia el mar. De aguas cristalinas en verano, ofrece un lugar ideal para refrescarse y dedicarse al ocio. Aunque en invierno, las bajas temperaturas no incitan a acercase a las aguas que de vez en cuando juegan alguna bropesada, al revolucionarse ma por las intensas lluvias de la zona.

Tema: Re: El río del Castillo Miér Jul 15, 2009 8:02 pm

Hm... ¿cómo demonios he ido a parar al ombligo de este lugar?
Di un rápido vistazo enrededor, analizando cada detalle del paisaje antes de abrir mi vista al abanico de sensaciones y coloridos que se exponía ante mí. Me admiré durante un buen rato la rojiza puesta de sol. Un día, un día que no llovía en Inglaterra. Aquél lugar era un verdadero infierno de color gris.
Rechiné los dientes.Yo tenía un claro amor a mi sol español, y a mi vida francesa, y de repente... me encontraba allí. Donde hacía frío, siempre llovía y el cielo estaba nublado todos los días. Sentía que me faltaba algo. ¿El qué? No era difícil de adivinar. El calor. Suspiré y me bajé de mala manera las mangas de la blusa blanca mientras me abotonaba el chaleco oscuro. Me dediqué a mantenerme en la misma posición rígida, observando al sol descender, sin tener ni idea de qué era exactamente lo que esperaba, a parte de un admiración notable hacia la belleza del lugar.

Tema: Re: El río del Castillo Miér Jul 15, 2009 8:20 pm

Mis botas se hundían en la húmeda hierba de un modo lento, torpe, enormemente irritante. Pateé con furia. Realmente, en aquel momento cualquier cosa me habría parecido desquiciando, como esa piedra que se cruzó en mi camino, y que pronto fue a tomar viento en cuanto mi bota chocó contra ella. Ahora, odiaba al mundo, odiaba el cielo y el mismísimo infierno. Lo odiaba todo y a todos. Hasta a mí misma.
Bufé de frustración, y fue en ese momento en el que pasé al lado de Galadriel, rozando su brazo a penas conviritiéndome en un breve y fugaz susurro, un haz de luz verde que siguió caminando sin freno. No le miré, ni quería hacerlo, por lo menos, no ahora. No ahora.
Y pronto mis pies tuvieron que detenerse, y por eso solté otro bufido, cabreada por aquel límite. Yo quería seguir andando, liberarme, alejarme del mundo, alejarme de lo podrido, de todo cuanto me rodease. Pero... ahí estaba, el río, impidiéndome que llegase a la otra orilla. A mi salvación temporal.
-Mais merde! -repetí, negándome a aceptar tal derrota. No, no, no...
Y contra todo pronóstico, me quité las botas, me ajusté el vestido de tal forma que tan sólo me llegase a la mitad del muslo, y sin importarme que me viesen, sin importarme que me juzgasen... entré en el agua.
Me estremecí, casi dolorosamente. Pero agradecí el contacto, fue suficiente para dejar mi mente atrás por un breve instante.

Tema: Re: El río del Castillo Miér Jul 15, 2009 8:51 pm

Aquella reacción de la señorita Schwartz me pilló compeltamente desprevenido. Me aparté bruscamente ante su contacto, por instinto más que otra cosa, pero cuando la vi entrar en el agua... jamás había visto una mujer con tan poca educación y tanto descaro. Y yo aprecié algo que ella no debía haber visto, cegada por su afán de libertad, suponía. Las fuertes corrientes que tiraban del río hacia una determinada dirección, se la tragarían sin preguntar.
Y fue únicamente, un impulso. Un impulso lacerante que comenzó en lo más hondo de mi pecho arraigando con suma velocidad a través de todo mi cuerpo por las venas, hasta movilizar todos mis miembros a la vez. Y corrí tras ella y no pensé absolutamente en otra cosa que no fuera salvarla. Y tenía que llegar ya.
Me hundí en la gélida agua que provocó punzadas de dolor en mi cabeza, tanto como en el resto del cuerpo. Llegué a su altura cuando el agua ya cubría parcialmente hasta la cintura y sin ningún miramiento la cogí de la cintura y la levanté en brazos.
-Creo que se ha equivocado de camino, señorita Schwartz. Si sigue adelante las corrientes del río se la tragarán- sentí el vello del cuerpo totalmente erizado, pero no a causa de la fría agua, más bien por culpa de ella. De ella y de su poca cabeza, maldita sea. ¿Es que nadie la ha enseñado a ser un poco observadora? ¡¿A tener un poco de cabeza?! Intenté retroceder con la señorita Schwartz firmemente agarrada. Me importaba ya un comino que su contacto repugnase todo mi ser; hasta que no la viese de vuelta en la orilla, no estaría tranquilo ni a salvo.

Tema: Re: El río del Castillo Miér Jul 15, 2009 9:13 pm

Era tan placentero y tan arriesgado... sentir, sentirse vivo, notar las corrientes de un río indomable intentando derrumbarte, volcarte, perderte hasta nunca jamás en la gelidez y la humedad perpetua. Y habría continuado así mucho tiempo, hasta quizás hubiese cedido a la corriente, para reafirmar mi persona, aquella que siempre nada a contracorriente, siempre en desacuerdo, nunca saciada ni totalmente complacida. Era un caos incontenible, que nada podía limitar ni frenar. Y a veces dolía y a veces no, y en esta ocasión, quería continuar sintiéndolo.
Pero parecía ser que el dichoso señorito era más caballeroso de lo esperado, aunque demasiado descarado, pensé, con un asomo de picardía alumbrando por entre mi incomprensión y mi posterior rebeldía.
-Pero, ¿qué piensas...? ¡Pervertido entrometido! -exclamé, patalenando para que me soltara, tan cabreada y sorprendida estaba que hasta me olvidé de tratarle de usted, aunque del modo que lo llamé, creo que poco importaba ya- ¿Se puede saber qué viste en mí? ¿Una princesa a ser rescatada? ¡Suéltame! ¡No necesito ayuda, y menos de hombre, y menos de ti! ¡Sé cuidarme yo sola! ¡No tengo miedo! ¡¡¡No tengo miedo, ¿vale?!!! -de tanto salpicar, ya me había empapado de pies a cabeza... mi pobre pelo. Tan sólo esperaba que el agua del río no me lo estropease demasiado- ¿No me soportabas? ¡Trátame con propiedad, pues! ¿O será que te estás aprovechando...? ¡Da igual! ¡No tienes ningún derecho! ¡Ninguno! -y seguí soltando varios improperios más, mientras mis bruscos movimientos empezaban a acarrear un cansacio sin fin, a pesar de eso, seguí gritando, seguí expulsándolo todo. Y no me compadecí de Galadriel. Él se había metido en la boca del lobo, él tenía que apechugar con las consecuencias.
Jadeé.
-Suéltame...

Tema: Re: El río del Castillo Miér Jul 15, 2009 9:27 pm

Con cara de absoluta apatía volví a la orilla con ella firmemente levantada en el aire e ignorando por completo su pequeño berrinche de niña pequeña la dejé en la tierra y yo volví a entrar en el río.
-No dudo que sepa cuidarse sola- mi voz sonó más fría y rígida de lo normal. La situación no me gustaba, aunque en el fondo la comprendía bastante bien- pero quiero mostrarle lo que sucederá si no se está quieta.
A continuación caminé de espaldas sin perderla de vista, para impedir futuras fugas a volver a realizar la misma acción otra vez.
Cuando no hice pie, la corriente me arrastró repentinamente con ella, pero yo mantenía mi calma apacible. Y me arrastró rápidamente, en apenas segundos ya estaba bastante abajo, siguiendo su curso, empapado, tiritando. Me aferré a una rama cercana y me columpié hacia la orilla haciendo palanca.
Llegué allí, temblando de los pies a la cabeza inhumanamente.

Tema: Re: El río del Castillo Miér Jul 15, 2009 10:10 pm

Me dejó en tierra firma, y yo y mi nueva humillación nos dejamos caer en el suelo furiosos y desgraciados, mientras Galadriel seguía vigilándome, a la par que volvía a internarse en el río, en el peligro, en la gelidez abrasadora, dónde yo quería estar. ¡Me habría gustado tanto gritarle lo egoísta que era! Acaparando todo ese curso de adrenalina para él sólo, para luego volver triunfante, con las heridas de guerra manifestándose en temblores por el intenso frío. Lo miré fijamente un instante, taladrándolo con una mirada violácea transformada en llameantes y resquebrajados rubíes. Quería hacerle saber cuanto me había herido, quería hacerle saber que se iba a recordar de mi nombre, oh, sí.
-Alicia Engel Schwartz -me presenté, y justo en ese momento, desvié la mirada, con gesto violento-. Tsk. Me reafirmo, tocar y agarrar a una señorita de ese modo no es adecuado. ¡Pero menos es aún tratar a Alicia Schwartz como a una señorita! ¿¡Entiendes!? ¡Y deja de llamarme de usted, me enferma! Maldita sociedad, maldita una y mil veces... ¡Ah! -y callé repentinamente, sintiéndome agotada de pronto, me abracé las rodillas, notando al fin que yo también tiritaba de frío. No le concedí importancia.

Tema: Re: El río del Castillo Miér Jul 15, 2009 10:21 pm

Caminé lentamente hacia donde estaba, habiendo escuchado todas y cada una de sus palabras. Simplemente me encontré de pie a su lado, tiritando de frío, sintiéndome bastante inútil por haber tenido la osadía de ayudarla. Sí, ella tenía razón. ¿Por qué había sido tan entrometido? Si quería abandonar su vida no era problema mío. Eso me sucedía por ser tan... tan compasivo. Y no volvería a suceder. Oh, claro que no. Galadriel sería a partir de aquél momento el pedazo de roca frío y sin sentimientos que había sido siempre. Un fino resquicio en mi perfecta máscara que había echado todo a perder.
Pero de los errores se aprende, afortunadamente.
Recobré la compostura, intentando no temblar.
-Tiene razón- le dije, haciendo caso omiso de su petición. Aunque quizá el término <<petición>> no fuera el más adecuado. No, sin duda, no lo era-. Debería haber dejado que se ahogase en el río- no perdí los estribos, aunque me moría de ganas por comenzar a gritarle que era una inepta estúpida y que no pensaba permitir que el agua helada le robase el aliento, ¡NO MIENTRAS GALADRIEL DEVROEUR VIVIERA! ¡Maldita sea! ¡Qué... qué...! Rechiné los dientes y crispé los puños. Si dijesen de la persona más tonta en el mundo, todos los dedos señalarían a Alicia. Sí, estaba plenamente seguro. Inspiré hondo para controlarme. Nunca había mostrado mis emociones. No pensaba hacerlo ahora. Me costó segundos preciados devolver a mi rostro la mueca de apatía antes de darle la espalda- Si quiere morirse, lo mismo le da coger un cuchillo y atravesarse la garganta. Buenas noches.
Anduve con paso firme y zancadas rápidas todo lo veloz que me permitían los agotados miembros tras el esfuerzo físico de luchar contracorriente, para nada. Estaba seguro que tan siquiera había mirado. Las mujeres eran incomprensibles. Y estúpidas.
Entré en el castillo, arremangándome las mangas empapadas y quitándome el frío chaleco que ya no abrigaba. Necesitaba cambiarme de ropa, una ducha caliente y cobijo junto al amor de la lumbre. Seguro que él no era tan desagradecido.
Mi temperamento ascendió por momentos.

Tema: Re: El río del Castillo Miér Jul 15, 2009 10:48 pm

Aquello fue la gota que colmó el vaso. Y el vaso no fue capaz de soportar la lava ardiente que salió al exterior, casi fundiendo el recipiente.
Yo era el recipiente, pero yo no iba a ceder, ni ante mí misma. Ni ante nadie.
Sólo ante el tiempo, ¿verdad?
Grité de frustración, mientras me ponía en pie de un salto, sintiendo como la ira derrocaba la sangre y se convertía en el único carburante que avivase mis venas. Y estaba a tiempo de controlarlo, sí, podría simplemente limitarme a escupir en el suelo, desviar la mirada, volver a sentarme e ignorarlo, borrarlo de mi memoria, y simplemente... seguir con mi propio furor personal.
Sí, podría haber hecho todas esas cosas tan bonitas, bastante más agradables que cualquier plan alternativo, pero no me apeteció, no... Con la hecatombe que me había caído esta tarde... me apetecía... deseaba ser yo quien cayese sobre alguien. Deseaba...
-¡Maldito arrogante! -grité, viendo como se alejaba hacia el castillo- ¡Escúdate, eso es! ¡En tu muro, en tu cortesía, escóndete, no te atrevas a mostrarte como eres! ¡Hablas de educación pero ignoras lo que es ser humano! ¡ERES ESTÚPIDO! -grité a pleno pulmón- ¡Y no te necesito! ¡Ni para vivir, ni para morir! ¡Que te quede claro! ¡No necesito a NADIE! ¡Y haré cuanto quiera siempre que quiera! ¡Y el cuchillo...! ¡Oh, sí, señorito! ¡El cuchillo puede metérselo por dónde le quepa! ¡Oh, que desgracia, la pobre señorita Schwartz que ni señorita es! ¡Pero sé cuidarme! ¡Sé salir a la luz! ¡Eres incomprensible! ¿¡POR QUÉ!? ¿¡Por qué!? -y él desapareció, y yo no supe si había oído siquiera la primera palabra que pronuncié.
Pero... había dicho cuanto necesitaba decir, y eso me hizo sentir un poco mejor.
Me notaba tan cansada... ceder ante el cabreo agotaba a cualquiera.
Y yo que pensaba que me iba a aburrir aquí.
-Nada más lejos de la realidad -gruñí, retorciendo mi empapado vestido mientras el agua caía. Que frío tenía.
Volví al castillo tras coger mis botas.

Cantidad de envíos : 3 Fecha de inscripción : 15/07/2009

Demasiado tiempo.... Demasiado tiempo huyendo de aquel que le había rrebatado lo único que quería tras haberlo recuperado, nunca había pensado que su poder se extendiese tanto...

Pero finalmente parece que habían encontrado un lugar dónde al menos estaban protegidos y los aceptaban, aunque por otra parte la sensación de necesitar protección era algo que detestaba... Pero le venía bien y ahi estaba. Acude vestido con unos pantalones llenos de remiendos, una camisa blanca abierta por el pecho y su pelo rubio encrespado y en punta de forma casi natural..

Y en su mano porta un cubo. Se acerca al río, llenando del agua fría por la noche el objeto, dejándolo luego en el césped en lo que él se deja caer enfrente con esos aires lentos, desmedidos y vagos. Una vez está más o menos cómodo, empieza a centrarse en el líquido en cuestión, detectando su temperatura y deseando elevarla...

Y lo va consiguiendo, poco a poco, hasta que esta empieza a hervir. No lgora una temperatura mucho más elevada, por lo que lo mantiene así hasta que toda el agua se evapore, sin prisa alguna.

Tema: Re: El río del Castillo Sáb Jul 25, 2009 8:54 pm

Sopesando mis oportunidades confesaba a mi otro yo que no estaba mal el castillo en el que me había quedado. Quizá tuviera sus normas y peligros, pero jamás me había planteado ir a combatir a la muerte de la mano de un arma temeraria, que podía ser todo o nada en tus manos. Pero pensándolo bien, no quería marcharme de allí, encontraba el lugar demasiado acogedor, pese a que las compañías no fueran las adecuadas...- me atraganté al evocar un rostro de mirada violácea-, pero ya no tenía intención de marcharme. ¿Combatir con toda clase de demonios? Eso era lo más fácil dadas las circustancias... además, había un motivo oculto por el que de verdad renegaba a huir...
Me senté en una roca y observé el paraje del río. Ah, qué recuerdos traía. Parecía que había pasado un montón de años desde aquel momento tan cercano. Cabezona Alicia...
Sacudí la cabeza.

Tema: Re: El río del Castillo Lun Jul 27, 2009 12:50 am

Tras despedirme de las chicas, había decidido enfrentarme cara a cara, en total soledad, al firmamente perlado de estrellas tan esperanzadoras. Caminé con la mirada en el cielo y la cabeza en las nubes, hasta en algún momento, alcé una mano vacilante, intentando aferrarme a algún faro celeste, aún a sabiendas de que nada servía.
De nada servía.
En mi intimidad, me sentí capaz a soltar un suspiro y a entrelazar ambas manos sobre mi pecho, en un gesto pesaroso. Ah, diablos... Acababa de llegar y ya necesitaba unas vacaciones, ¡y eso que ni habíamos empezado con las pruebas prácticas! Aunque, quizás me sentasen bien... sí, de hecho, ahora mismo, no había cosa que anhelara más. Ocupar mis pensamientos en algo útil, algo que necesitaba tanto... algo que iba a apartar mis pensamientos de demonios pasados y de un niño de triste rostro, ácidas palabras y blanca melena.
Pateé la hierba con frustración. Dios santo, todavía no entendía como me había metido tan a fondo en el abismo que él representaba. ¿Por qué? ¡Yo ya tenía mis propios asuntos que arreglar! ¡Y eran más que suficientes! ¡No obstante...! No obstante...
Lo vi, y me quedé quieta. ¿Por qué el destino era tan caprichoso? ¿Por qué?
Me crucé de brazos, notando un frío repentino, y así, aproveché para abrazarme a mí misma, fijándolo desde la distancia, sin querer acercarme más.
Sí, yo no quería acercarme...
No... quería.

Tema: Re: El río del Castillo Lun Jul 27, 2009 12:57 am

Sobre la tibia hierba me tumbé, alzando la mirada hacia el infinito, ligeramente ausente. Las estrellas eran confidentes de los secretos del corazón...
Me permití sonreír antes de cerrar los ojos sintiendo una profunda nostalgia que inundaba mi mente con lentitud. Y como viva imagen de la despreocupación, comencé a cantar en francés una canción de mi infancia que escuchaba sin cesar desde la calle que daba mi ventana. Inspiré hondo y el olor del césped húmedo inundó mis sentidos. Acompañado de una fragancia sutil que me resultó vagamente familiar... pero no le concedí importancia. Inspiré hondo y continué con el estribillo en dulces susurros que podrían haber prometido un mundo entero de gozo y esplendor.

Tema: Re: El río del Castillo Lun Jul 27, 2009 1:09 am

No sabía muy bien qué hacía allí, pero me había embobado a sus espaldas, todavía conmocionada por el encuentro casual que tan poco me convenía en aquellos momentos. Pero hubo un momento en el que logré aferrarme a mí misma, y alejar mi pensamiento de Galadriel, para darle la mano a la sabiduría y marcharme... o no.
Mis ojos se agrandaron enormemente, cuando un bello susurro llevado por el viento llegó a mis oídos. Mi corazón se perdió un latido y un pensamiento que en otros momentos habría creído imposible acudió a mi mente.
"Que dulce... Galadriel"
¿Eh? ¿GALADRIEL? Espera, no podía ser... no podía ser él, aquel que estaba cantando una canción con voz cristalina, aquel que lograba pintarrajear una sonrisa en cada sílaba, en cada nota. No era el mismo que estaba tendido allí, a la luz de la luna, mostrando su canto a las estrellas, que debían de considerarse un público bastante afortunado con el espectáculo.
Porque vaya espectáculo.
Mi boca se entreabrió.
-Engel... -dije en alemán, casi inconscientemente, conmovida por la imagen. Sí, Galadriel... había perdido su fría piel de mármol, y ahora, su tez resplandeciendo con el brillo plateado que ofrecía la luna, sí... parecía un ángel.
Me llevé una mano a la boca, arrepintiéndome al instante de haber hablado. Diablos, yo no quería interrumpir, yo no...
Yo... bueno, a mí me habría gustado seguir oyéndole cantar.

Tema: Re: El río del Castillo Lun Jul 27, 2009 1:15 am

La canción finalizó con un breve realzo de las sílabas y la prolongación de la última palabra. Había oído claramente una palabra en un idioma desconocido, y tanto la voz como el aroma inconfundible que me habían llegado momentos antes tomaron la perfecta forma de un retrato. El retrato de una bella sirena, ángel por fuera, demonio por dentro.
Inspiré hondo antes de colocar las manos detrás de la cabeza. Una suave brisa de viento meció mis cabellos y ropajes suavemente. La luz de la luna arrancaba bellos destellos a todo aquello que encontraba despierto y a su alcance.
-Buenas noches, señorita Schwartz- pronuncié en voz baja, sabedor de que me oiría. Ciertamente, no me agradaba que me hubiera oído cantar, siendo algo tan profundo e insalvable en mi alma. Uno de los pocos retazos de inocencia que aún me quedaban.

Tema: Re: El río del Castillo Lun Jul 27, 2009 1:27 am

Fue difícil para mí no chasquear la lengua, molesta por mi propio fallo. Molesta por haber perdido el control de mis emociones y mi silencio.
Y ahora, en vez de enfrentarme a un inocente canto, seguramente vendrían los inevitables cuchillazos de dos almas que no parecían poder entenderse si no fuera a golpes.
Me lo quedé mirando un rato cuando me saludó, con su habitual cortesía. Entrecerré los ojos, calculadora. Aunque finalmente, decidí contestar.
-Buenas noches, Galadriel -dije, en un tono no muy superior al suyo, mientras no le quitaba la mirada de encima...
Cauta y cautivada.
Me mordí el labio, y al final, acabé por desviar la mirada de un modo demasiado brusco, clavándola en un punto inconcreto del río. Hubo un momento en el que hasta noté el sabor metálico de la sangre en mi boca. Diablos, había mordido demasiado fuerte.
Que descontrol.
La verdad, era que no sabía muy bien qué hacía ni qué debía hacer. ¿Quedarme plantada áhí, de pie, como una estúpida? ¿Despedirme tan rápido como había saludado y regresar al castillo? ¿O...?
Mis pies decidieron por mí, y me encaminé hacia él y pasando de largo a penas unos pasos, lo justo y suficiente para poner sentarme en la hierba y poder darle la espalda. Era una distancia prudente.
Guardé silencio unos instante, con mis manos rodeando mis rodillas y mentón apoyada sobre ellas.
Cerré los ojos.
-Canta bien, ¿sabe usted?

Tema: Re: El río del Castillo Lun Jul 27, 2009 1:38 am

Con la mirada centrada en ella observé su cabello verde como las algas, su cuello de cisne, y la manera que tenía de darme la espalda, sumamente divertido. No pude evitar sonreír, aunque toda mueca se borró al instante. Me levanté careciendo de todo el control que pudiera haber tenido en otros tiempos y gateé hasta estar a su espalda, sin hacer ruido alguno que delatara mi acercamiento. Con una mano titubeante la alcé para aproximarla a su cabello verdoso. Apreté los dientes con fuerza. ¿Qué temes? Vamos Galadriel, no eres tan imbécil como para caer en la tentación... Sí, tenía razón. Yo no caía en la tentación. Yo NUNCA caía en la tentación.
Le acaricié el cabello sedoso con cuidado, complacido ante su delicado roce, hormigueante al tacto con la yema de los dedos.
-Gracias señorita Schwartz- repuse- viniendo de usted es todo un cumplido... aunque cantar nunca fue una de mis metas...- me encogí de hombros- Si la Lune est belle, mes yeux me trompent parce-que tu m'as paru elle- susurré dulcemente. ¿Presa de un hechizo? Sí, quizás.

Tema: Re: El río del Castillo Lun Jul 27, 2009 1:50 am

Tenía la mirada ausente, dubitativa, confusa y peligrosamente revuelta, clavada en las aguas. Por un momento, deseé dejarme mecer por la corriente y relajarme, sentir el frescor adormeciendo mis sentidos, la suavidad del líquido acariciando mi piel... Quería, tranquilizarme, porque... porque...
Porque la caricia que ondeó mis cabellos de desestabilizó por completo, estremeciendo cada fibra de mi ser, y yo.. y yo...
"Si la Lune est belle, mes yeux me trompent parce-que tu m'as paru elle"
Mis ojos se abrieron de par en par, y mis movimientos traicionaron mi intento de erigir mi muralla impasible. Colocando una mano en el suelo, tomé un impulso rápido y casi violento, girándome bruscamente, y encontrándome frente a frente con Galadriel.
¿Qué estaba pasando? No, ¿qué le estaba pasando a él? ¿Qué diablos le había picado? ¿La fiebre no habría remitido? ¿Me tocaría volver a llevar a la enfermería? Y lo más importante... ¿Por qué diablos yo había empalidecido, notando el corazón latir a un ritmo que empezaba a descolocarme seriamente? ¿Por qué...?
Entreabrí mi boca para decir algo, nada salió y la cosa quedó en un patético intento... un patético intento suplantado por una mano mía que zigzagueó hasta agarrar su brazo.
-Pourquoi? -mi agarre se estrechó, mientras agachaba la mirada, antes de caer en la tentación y la perdición de colgar mi mirada de la suya. Sí, ¿por qué Galadriel? ¿Por qué este cambio? ¿Qué... qué diablos estabas haciendo conmigo?
-No juegues conmigo, te lo advertí una vez... -musité, todavía con la cabeza gacha y mis flequillo verdoso ocultando mi temblequeante mirada. No obstante, no lo solté.

Tema: Re: El río del Castillo Lun Jul 27, 2009 2:00 am

Suspiré imperceptiblemente. Alicia había estropeado la magia del instante, una vez más. ¿Por qué...? ¿Por qué no se podía únicamente limitarse a seguir la corriente? Quizá pudiera devolver las cosas a su cauce... pero ella tenía razón. ¿Por qué me comportaba de ese modo tan.... extravagante e inapropiado de mí?
Admito que me descolocó que supiera francés. Aquello no entraba en mis planes. Parpadeé durante unos segundos, buscando una rápida respuesta. Francamente, algo en mí se destrozó al verla tan... tan... ¿expuesta? No, quizá no fuera esa la palabra, pero me dolía que pensase en mí de ese modo. Nunca había jugado con las mujeres, no me enseñaron a hacer tal cosa en casa.
-La tentation a beaucoup de noms. Sûrement, le tien est un de ceux-là, madmoiselle Schwartz. No tengo nada más que ocultar- me encogí de hombros pasando al inglés con absoluta normalidad-, nunca se me dio bien mentir- torcí el gesto-. De todas maneras... ¿a usted no deben importarle demasiado lo que yo sienta o piense... no? Al fin y al cabo... me odia...- una sonrisa maliciosa apareció en mi rostro, aunque no pude resistirme a colocar un dedo en su barbilla y alzársela.
-No me gusta que muestres ese rostro de oscuridad. Los rayos de luna los crearon para iluminar las cosas bellas. "Si lloras de día por no poder ver el sol, las lágrimas te impedirán ver las estrellas".

Tema: Re: El río del Castillo Lun Jul 27, 2009 2:21 am

Mi corazón dio un vuelco.
No, aquello no encajaba, aquello no era lo que me esperaba, no era como lo había planeado.
Aquello era caos, descontrol, pasión desenfrenada y un destino escurridizo y malicioso como las cobras.
Me permití sonreír, con una mueca minúscula, a penas perceptible, pero que destilaba ironía e incredulidad. ¿Dónde me había metido?
¿Hasta dónde diablos me arrastraste, Galadriel? No... ¿Hasta dónde tienes pensado arrastrarme?
-Tentation... -repetí a mi vez, en el mismo idioma, todavía con el rostro en las sombras- Increíble... Francamente, nunca pensé que un espíritu tan firme como el suyo pudiese saber lo que es eso... Siempre tan estoico, tan frío, tan... -aunque cuando aventuró el hecho de que yo le odiase, perdí toda sonrisa, y clavé mis uñas en la tela de su camisa, negando su estúpida afirmación.
-Yo no... ¡Yo no te odio, pensé que te lo había dejado claro! ¡No te odio Galadriel, no...! -musité entre dientes, pero antes de poder decir nada más, noté un tacto frío y ardiente al mismo tiempo deslizarse por mi barbilla, y ejerciendo cierta fuerza para levantar mi rostro. Y escuché sus palabras y... la hice buena. Con la boca entreabierta, recibiendo sorpresa tras sorpresa, quise seguir indagando, demasiado descolocada para aceptar su anterior explicación, quise saber, quise bucear, y por eso clavé mi resquebrajada mirada en la suya.
Sí, la hice buena, porque no fui capaz de salir de ese espacio ni de ese instante. Mis músculos fueron congelados por el deseo de permanecer ahí, deseo conjurado por el magnetismo de sus ojos azulados, clareados delicadamente por la plateada luz de la luna.
Era una visión tan... encantadora. Era tan... bello.
Tan bello, que mi mano se movió por pura inercia, siguiendo las órdenes de mi subconsciente. Tan bello, que no pude resistirme y me noté con la necesidad de experimentar... el tacto de su rostro. Con suavidad, rodeé su mejilla con los dedos de mi mano derecha.

Tema: Re: El río del Castillo Lun Jul 27, 2009 2:28 am

La desperación se aferró con firmeza a mi aquelarre de sentimientos arrastrados. Inspiré hondo. Ciertamente, aquello había conseguido descolocarme a mí también. De modo que no me odiaba... Vaya, qué... ¿enternecedor? ¿Sorpresa?
-¿No me odiai... odias?- rectifiqué, con ojos relucientes. Al colocar la mano en mi rostro un escalofrío se situó en mi nuca y recorrió con dedos helados todo mi cuerpo hasta los talones. De modo que allí estábamos ambos, bajo la luz lunar, en una escena jamás imaginada por mi altanería y su temperamento. Mi camino a la gloria no permitía distracciones, pero un pequeño capricho... Abrí la boca para replicar algo más, pero no sabía qué decir, así que volví a cerrarla en un momento pez. Inspiré hondo nuevamente- ¿Qué vendrá ahora?- pregunté retóricamente, con una sonrisa enigmática.
Con el dedo en su barbilla la hice alzarla más y acercar su rostro al mío. Esperando quizá... ¿esperando qué? No trates de engañarte Galadriel... sabes bien que...
-Cállate estúpida voz- murmuré, furibundo antes de colocar mi frente en la suya. Cerré los ojos y aganté el millar de sensaciones que sacudieron mi interior con dedos vivos. Era la primera vez que me paraba a bucear debajo de aquella concha de desprecio. Aquello era suficiente, me bastaba.

Tema: Re: El río del Castillo Lun Jul 27, 2009 2:52 am

-Te lo dije -volví a negar con la cabeza-, te dije que no sabes lo que es cargar con mi odio, poca gente lo sabe, y yo no quiero que tú estés entre esa gente -murmuré, muy segura, con un deje de triste tiniebla oscureciendo mi voz. En otra ocasión me habría limitado a negárselo con un no rotundo, hoy... mis sentimientos se alteraban y buscaban escapar de mi cuerpo con una facilidad que logaba asustarme. Sí, estaba perdiendo mis límites y mi propia apariencia, y... un fugaz rubor tiñó mis mejillas cuando comprendí del todo lo que acababa de hacer. Sentí el brusco impulso de apartar la mano, sin embargo, la noté pegada, inamovible... y además, otro torrente de emociones barrió todo rubor y todo pensamiento, cuando vi como su rostro se acercaba inexorablemente al mío, hasta que noté como su frente se juntaba con la mía. Jadeé, entre sorprendida y... y... ¿Qué más? No supe bien como definirlo, pero no lo pude evitar y me estremecí de pies a cabeza, y me odié por ello, pues estaba segura de que él lo habría notado, pero... ¿Cómo controlarme? ¿Cómo hacerlo cuando lo único que había logrado alterarme en los últimos tiempos se mantenía pegado a mí en un contacto demasiado electrizante? La confusión me impedía pensar con claridad, la sensación que me corroía me subyugaba de tal modo que mi lógica ya ni podía oponerse. Notaba su aliento tan cerca, y su mirada entraba de lleno en la mía... y sus labios, a penas unos centímetros de los míos, como... tentación.
-¿Qué vendrá ahora? -repetí yo misma con un susurro, francamente, no podía saberlo, daba igual cuanto intentase preverlo, nunca acertaría, porque el curso que llevaba todo aquello era demasiado cambiante, casi incoherente- No lo sé, no quiero saberlo... -musité.
Sí, no quería saberlo, no quería, porque, a medida que pasaban los segundos, a medida que mi boca acortaba la distancia con la suya, supe que había caído en la dichosa tentación. No era yo, Galadriel, eras tú, tú y tu maldito corazón inatrapable, tú y tu misterio, tu enigma... tú y tu maldita cara de ángel, tan inocente, tan frágil y hasta falsa sobre tu piel de amarguras y escondidas tinieblas.
Mis labios rozaron los suyos.

Tema: Re: El río del Castillo Lun Jul 27, 2009 3:00 am

Por unos instantes, creí sentirme violento. Era demasiado todo lo que debía retener junto a mi mano. Una mano de dicha que se alargaba en una prolongación demasiado elocuente por el cuello de Alicia. El contacto de las yemas de los dedos descendiendo inexorablemente, buscando explorar lo inexplorado, ser dueño de lo inapropiado. Aquél torbellino carente de modales y con un temperamento rayando lo inaceptable que, desde un primer momento, ya me había robado el aliento con rapidez y sin demora.
Su contacto resultó ser punzante. Porque no me esperaba que tomase la iniciativa. No, francamente, tan siquiera me esperaba que se atreviera a colocar un pie sobre el terreno resbaladizo del lodozal, sabiendo el peligro que corría de dar un paso en falso y que las arenas se la tragasen como si nunca hubiera existido.
Pero ah, dulce sabor... lo dicho, era sólo un capricho, sí, sólo un capricho... su humanidad llegaba ya demasiado alta en la escala, yo no podía... no podía...
Demonios.
De improviso mi cuerpo reaccionaba por instinto. De improviso, no hice otra cosa que llevar un brazo para oprimir su cintura y el otro para enredarlo en su cabello de hojas frescas salpicadas de rocío. Tomé aquello que me regalaba sin niguna presentación ni prejuicio, con la avaricia y codicia propias de quien siempre anhela más. Saboreé tanto el instante como sus labios, sin perderme detalle de aquella boca en la que me molestaba en explorar por primera vez, y que ella me permitía hacerlo.
Ejercí más y más presión en un abrazo casi estrangulador, deseando fundirla conmigo, introducirla dentro de mí. Definitivamente, eras una bruja, Alicia.

Tema: Re: El río del Castillo Lun Jul 27, 2009 3:14 am

¿Qué estaba haciendo?
Oh, diablos, ¿Qué había hecho? Todo... se había derrumbado. En ese pequeño roce, prueba de mi pecado, de mi caída en la tentación... había propiciado el derrumbamiendo de mi todo, de mí misma, de mis ambiciones, de mis recuerdos. Porque del mismo modo en el que Galadriel se apropió de mis labios y de mi cintura, también lo hizo con mi presente, atrapando mi mirada y mi atención, sin permitirme ojear al pasado o a prepararme para el futuro. No, me mantenía atada, a él y a nada más, a él, y a ese beso entregado mutuamente, sin robos ni abusos, simplemente... deseo.
Mi mano siguió en su mejilla durante unos instantes, aunque luego inició un paulatino ascenso para enredarse en las inmaculadas hebras que conformaban su cabellos. La otra, caminó juguetona, un camino por su hombro, para luego aferrarse a su nuca, sin hacer otra cosa que reforzar el estrecho abrazo que Galadriel me había ofrecido.
Aquello era demasiado, él, a quien tanto le costaba aceptar el más breve contacto, él... que ahora me rodeaba por completo, llegando a explorar lo que casi nadie había explorado, ofreciéndome un contacto completo con su cuerpo antes tan inalcanzable, y ahora tan notable con su tacto de lacerante hielo... hielo que empezaba a fundirse, para convertirse en el agua que ayudaría a correr a la electricidad que embotaría mi sentido un tiempo más.
Profundicé el beso con una intensidad propia de mi incontrolable temperamento, ahora que las barreras habían sido barridos, sólo cabía aferrarse al contraaque, y destruir... destruir definitivamente las suyas. Al final, hasta en esto, la guerra proseguía.

Tema: Re: El río del Castillo Lun Jul 27, 2009 1:33 pm

Sentir su respuesta fue lo más gratificante que recibí en mucho tiempo. Una explosión de... ¿de qué? ¿De alegría? Sí, quizás. Y algo cálido que resbalaba por mi garganta y se deshacía en mi pecho, también.
Con suavidad, recosté a Alicia sobre la mullida hierba antes de separarme de ella y recostar la cabeza en su pecho, para oír su crepitante corazón. Además era confortable el fuego cálido que me inundaba al estar en esa proximidad. ¿A qué era debido? Inspiré hondo.
-Me vas a ahogar- le confié en un susurro. Alcé la mirada para observar su rostro y dejé caer la frente en la hierba, al lado de su oído izquierdo. Apreté los dientes con fuerza antes de sujetar su nuca y aproximar su rostro al mío-. Esto está mal, está mal... está mal...- comencé a murmurar junto a su oído- Yo no puedo enamorarme, ¿entiendes? No me educaron para albergar ese sentimiento en mí, soy una vulgar roca vacía, Alicia. No tengo nada para darte, ni tampoco puedo recibir y agradecértelo. En mi camino hacia mi objetivo no pueden haber distracciones, no puede seguirme nadie, porque es un sendero plagado de peligros y todo se vuelve oscuro como la boca del lobo al caer la noche. No puedo enamorarme- volví a repetir. Antes de que estallara como yo sabía que iba a hacer, le coloqué un dedo en los labios-. ¿Sabes lo que decía la canción que estaba cantando hace nada? Demain il y aura du temps pour la douleur, les pleurs, mais aujourd'hui... seulement aime-moi.
Aproximé mis labios a su frente para depositar un breve beso. No era todo cuanto había querido decir, ya que aquella frase poco explicaba que pudiera sonar satisfactorio. Sabía que Alicia no iba a aprobar mi comportamiento, ni mi manera de ser. Pero era algo que ella debía entender, yo no era como su persona. Era exactamente un punto opuesto. Todo lo frío, todo lo oscuro... todo eso era yo. Incapaz de otorgar calidez, o solamente un suspiro por alguien. ¿Una sonrisa? No, tampoco. ¿Un beso? Sí, quizás.
Acaricié sus pómulos y su nariz con suavidad inspirando hondo y acompasando una respiración mansa y lenta.
-Ya sé que no me lo perdonarás- le confié con voz queda antes de volver a besarla.

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