Pasillos de la primera planta

Resoplé, claramente malhumorada, lo que conllevó que varios mechones de mi flequillo revoloteasen sobre mis ojos rojos, dándome un aura un tanto siniestra.
No obstante, no me atreví a replicar. Tampoco me serviría de mucho, ya que el tipo se iba. Y yo tenía curiosidad, así que no tenía más remedio que seguirle, aunque eso significara pisar la Enfermería.
Qué remedio, me dije, mientras empezaba a caminar tras él, algo cojeante, echándole una fugaz mirada a la otra chica, por ver si nos seguía.
Y salí de allí de camino a la Enfermería.

FDR: cinco segundos y vuelvo x.x

Llegué a la primera planta del castillo y me dediqué a dar vueltas por varios de los pasillos de la planta, sin rumbo, observando algunos cuadros y mármoles bastante impresionantes, a pesar de que no entendía bien la mayoría de ellos.
Cuando me cansé, decidí sentarme en un banco. Por suerte, no todo lo que poblaba dicha planta era decorativo...estiré los brazos y cerré los ojos, meditando sobre lo que haría a partir de entonces.

Mi oído, entrenado con el tiempo, escuchó unos pasos que se acercaban. Estuve a punto de sobresaltarme, pero recordé que en aquel mundo ya no eran necesarias tantas medidas preventivas. Estaba a salvo. Había decidido ser alguien normal entre los fríos muros del castillo.
Abrí los ojos y ladeé la cabeza hacía donde se suponía que debía estar aquel que hubiese producido ese ruido. Y vi a una muchacha, de edad similar a la mía, mirándome.
-Hola - saludé sin apartar la vista.

Por su mirada deduje que habría esperado que reaccionase de otro modo. "No te habría gustado ese otro modo" pensé para mi fuero interno. Decidí que mirar fijamente a una persona durante mucho tiempo podría interpretarse como de mala educación, asique desvié la mirada y me limité a responder.
-Si, acabó de llegar- dije con tono despreocupado- ¿y tú? ¿Hace mucho que vagas por estos pasillos?

Escuché su corta historia y su nombre. Selena...juraría que había conocido a alguien más con ese nombre...
-Encantado- dije mientras volvía a mirarla- Mi nombre es Aenur.
Me levanté y me acerque para contemplar el cuadro que estaba detrás de ella.
-Asique somos novicios...espero que este lugar sea lo que ambos andamos buscando- comenté en voz alta, aunque el tono disminuyó a medida que acababa la frase.
Volví a girarme y la encaré.
-Y bueno, ¿y qué has descubierto acerca de este castillo?- pregunté intentando ser amable.

Sonreí levemente cuando mencionó que dudaba de que fuese capaz de subir a aquel lugar.
-Creeme, si quisiera, podría subir. Lo que me recuerda que en algún momento debería visitar mi...torre.
Volví la mirada hacía el fondo del pasillo, como si esperase encontrar allí un cartel que dijese "Torre de Aenur". Obviamente, no lo había. Volví a mirar a la chica.
-¿Una biblioteca dices?- pregunté con evidente curiosidad- creo que debería visitarla mas adelante. De cualquier modo, ahora necesitó descansar un rato. ¿No sabrás por casualidad, chica exploradora -dije esto último en un tono algo burlón, pero era tarde para rectificar- algún lugar capaz de cumplir mis expectativas, verdad?.
Esperé su respuesta mientras volvía a mirarla a los ojos.

Noté su molestia al mencionar lo de "chica exploradora". Era de esperar. "Poco a poco", me recordé a mi mismo.
-Me parece buena idea- comenté al mirar hacia la misma ventana por la que ella miraba.- Dejaré que me guíes, siempre es bueno tener al lado a alguien que se conoce bien la zona- dije intentando arreglar el desastre anterior.
Estaba resultando dificil. No era mi carácter. Pero sabía que tenía que dar otra apariencia, mas amable, mas humana para con el resto de habitantes del lugar, dado que no era buena idea levantar la mas mínima sospecha sobre mi pasado. Todo esto se complicaba aún mas teniendo en cuenta que a la vez debería ser algo frío para evitar situaciones o preguntas incómodas.
-Te sigo- comenté mientras hacía un gesto con la mano indicando que nos pusiéramos en marcha.