La Enfermería

Tema: Re: La Enfermería Lun Jul 20, 2009 9:31 pm

Y casi de un modo imperceptible, el director se había colocado a la altura de Alicia, tras su espalda, agarrando sus hombros con suavidad y empujándola hacia la salida.
-Mire, no me haga entrar en detalles, ¿quiere? -aconsejó, con un matiz casi divertido en el susurro que le concedió únicamente a la oreja de la muchacha. O sí, divertido, sí- La otra señorita tiene razón, habrá que desvestir a su compañero, examinarlo, lavarlo, secarlo... ¿De veras quiere estar delante? Señorita, le recuerdo que esta es una institución sagrada... -dejó caer, cuando ya estaban casi delante de la puerta.

Tema: Re: La Enfermería Lun Jul 20, 2009 10:11 pm

Abrí la boca, indignada, y con las mejillas adoptando un leve rubor que me disgustó todavía más que sus palabras.
Me deshací de su agarre, para enfrentarme a su mirada, girándome en redondo. Y lo que vi no me gustó nada... ¡Aquel tío parecía pasárselo tan bien!
Me crucé de brazos, ofuscada, y reflejándolo en mi rostro sin tapujo alguno.
-¡No me malinterpreta de un modo tan avergonzante! ¡Insinuar algo así no viene a caso! -me quejé, olvidándome por un momento de la aura autoritaria que lo rodeaba- Es sólo que... ¡Diablos! -desvié el rostro a un lado, en un gesto furioso y obcecado- ¡Está usted sacando las cosas de contexto! ¡Sólo estoy preo...! -me tragué mis palabras justo a tiempo, y simplemente, reiteré mi petición.
-Quiero quedarme a comprobar yo misma una cosa. Nada más.

Tema: Re: La Enfermería Lun Jul 20, 2009 10:43 pm

Me mantuve al margen mientras Alicia discutía con aquel hombre de cabellos rubios. Supuse que sería un profesor o algo así, pero sobre todo noté en el un toque de autoridad pero sin ser demasiado estricto.
No se exactamente por qué me había quedado embobada, pero con una mirada de aquel hombre recordé que me acababa de decir que no debía estar allí. Lógico, una enfermería no es cualquier pub o lugar de reunión...
Antes de irme miré un poco preocupada a Alicia. Muy probablemente tendría problamas por ser tan... cabezota, pero ya aprendería ella sola. Mi deber era irme.
Acaricié a Jaguar y me despedí con un movimiento de cabeza, mientras me giraba, dispuesta a salir sin saber muy bien adónde ir.

Tema: Re: La Enfermería Lun Jul 20, 2009 11:09 pm

Y con toda la delicadeza del mundo, empujó a Alicia lo justo y suficiente para ocasionar su salida de la enfermería. Y a pesar de lo brusco y hasta insolente de las palabras de la chica, sonrió condescendientemente.
-Soy Gabriel Jon Wilder, director de esta escuela. Y bajo ese rango, permítame señorita pedirle que se vaya de la enfermería. Ahora mismo, se va a celebrar una reunión en el comedor, le pediría que se desplazase hacia ahí -y al instante, supo que la chica volvería a contestarle en cuanto cerrase la boca-. Por favor, señorita Schwartz, permítame hacer las cosas lo mejor posible, ¿sí? Sé que no lo hace a mal, y quizás por eso le estoy perdonando sus impertinencias y sus modos demasiado bruscos. Pero, deje de pensar en usted, y permítame hacer mi trabajo. Sí, también sé que ambos queremos lo mismo, así que... -Entonces, se giró, dispuesto a regresar a su trabajo- Cuando baje, cierre la puerta, por favor. ¡Ah! ¡Y le aconsejaría probar la sopa de pescado, está deliciosa!

Tema: Re: La Enfermería Lun Jul 20, 2009 11:21 pm

Y antes de que pudiese replicar cualquier cosa, se anticipó a todos los golpes que iba a dar, desarmándome totalmente, y tomando hábilmente el control con su autoridad de director. Y es que aunque me repatease lo mil demonios tener que obedecer, tener que dejar el lugar, tener... tener... que perder el control de la situación, tuve, a expensas de mi cabezonería, admitir que tenía razón.
Rechiné los dientes, ahogando un grito de exasperación a duras penas, pero finalmente, fue suficiente con aferrarme al mango de la puerta para desahogar mis frustraciones personales.
¡Bah! Alcé la cabeza con orgullo, animada por mi dignidad. ¿Y a mí qué me importaba? El chaval ya estaba en buenas manos, por lo cual, yo ya podía lavarme de este asunto. Yo no había tenido culpa de nada, era quien se había ganado los disgustos y me merecía un buen descanso, ¿sí? Sí, ya lo creo que sí... Galadriel saldría de esta, y... y...
Eché a andar pasillo abajo, tras cerrar la puerta.
Y... nada.
Y a pesar del nada, volví rápidamente sobre mis pasos, reabriendo la puerta y atreviendo a colar mi rostro por ella.
-Eh... sólo venía a asegurarme de que había cerrado bien -me disculpé banalmente, sin buscar una excusa especialmente creíble, y antes de que el director me lanzase cualquier mirada de advertencia, me apuré en hablar-. Cierro ahora, sí, sí, pero antes... Cuídelo bien, ¿sí? -murmuré con voz suave, y quedé callada, pero...
Me mordí el labioy en vista de lo fácilmente que se enturbiaba de falsas ideas la mente del director, decidí especificar rápidamente, haciendo aspavientos con las manos- ¡Es sólo que tengo que solucionar un asunto con él, no vaya a creer nada! -y en menos de lo que cantaba un gallo, había cerrado la puerta, largándome a grandes zancadas del lugar, sin preocuparme por el patético espectáculo que debía ofrecer.
¿Desde cuando me importaba?

Tema: Re: La Enfermería Mar Jul 21, 2009 12:00 am

Me sacudí en sueños. La llamarada del pasado se avivaba tras el iris muerto de mis ojos, cerrados, compungidos por las pesadillas y malos tormentos que los maritirizaban. Tragué violentamente y agité la cabeza con desesperación, mientras mi mano reptaba entre las arrugas impolutas de la nívea y satinada sábana, más fría que cálida.
Mi subconciente sonsacaba imágenes perdidas en una marea de creencias y recuerdos nuevos, pensamientos ya anticipados a un futuro demasiado imprevisible. Esas imágenes me hacían padecer constantemente, hasta el punto de que mis ojos giraban sin control de un lado a otro en la cuenca.
Un nombre fue rescatado de la marea incomprensible de un embrollo de lana demasiado denso como para poder deshacerlo en unos segundos con la rapidez de los dedos. Era imposible, simplemente.
Un rostro lo acompañó. Quizá un cabello del color de las algas, quizá era azul, quizá su mirada violácea, quizá era una chica... quizá...
A... A... Al... Aleca... Al... Al... Ale... Ali... ¡Alicia!
-¡ALICIA!, ¡ALICIA!

Tema: Re: La Enfermería Mar Jul 21, 2009 12:37 am

No obstante, mientras bajaba al comedor, convencida de tener que obedecer al director. Algo me hizo frenar en seco.
Jadeé, mientras mis botas giraron en redondo, a la par que mis ojos observaban el pasillo, abiertos como platos.
Cerré los dedos, sobre mi pecho, negando con la cabeza.
¿Sería posible que...? ¿Me estaría imaginando...?
No me di tiempo a pensarlo más, y es que antes de darme cuenta, mis propias piernas habían tomado la iniciativa, recorriendo el escaso trecho que había caminado. No me dio tiempo a controlarlo, pues mis manos ya habían abierto la puerta de la enfermería, y ni siquiera pensé en pararme, cuando ya estaba al lado de Galadriel, a apenas un metros de distancia de él, jadeante, expectativa, incrédula, conmocionada, furiosa, iracunda, aliviada, rencorosa, contenta, dolida, ligera... Respiré hondo, cuando noté que el aire reverberaba violentamente dentro de mí, y cerré los puños con fuerza, aganchando la mirada, y escondiéndola tras mi flequillo.
Me dejé caer de rodillas, estando más a su altura, y me quedé así un rato, como ida, todavía temblando, con la mirada oculta tras mis mojadas hebras verdes. Hasta que... todo cedió.
-¡ERES EL MAYOR ESTÚPIDO QUE HE TENIDO LA DESGRACIA DE CONOCER! -grité, mientras mis uñas se clavaban en la sábana con saña- ¡UN IMBÉCIL! ¡UN IDIOTA! ¡UN...! ¡UN...! ¿¡Y LUEGO TE ATREVES A HABLAR DE MÍ!? ¿A QUIÉN DIABLOS SE LE OCURRE METERSE BAJO ESA LLUVIA EN TU ESTADO? ¿NO TIENES CABEZA? ¡¿ES QUE NO TE IMPORTA UN MÍNIMO TU VIDA?! ¡NO TIENES NI IDEA, NI LA MÁS MENOR IDEA DE... DE... YO...! -y frené en seco.
No... no, por favor, no... todo menos eso... No... ¡NO! ¡¡NOOO!! ¡Maldito seas, Galadriel, maldito una y mil veces!, grité para mis adentros.
Pero todo fue inútil, aún detrás de mi cortina verde, la tormenta de emociones había hecho todos los estragos que podía hacer.
Mis hombros se convulsionaron, y yo me encogí un poco más sobre mí misma.

Tema: Re: La Enfermería Mar Jul 21, 2009 12:42 am

¿Qué repámpanos sucedía en aquella habitación?
Me costó enfocar la vista demasiado tiempo, más de lo normal, quizá más segundos, quizá menos, ¿quién sabe? Pero entonces me pareció distinguir el rosto de un ángel. No, espérate. Era un rostro demasiado perfecto en su imperfección para pertenecer al de una criatura divina. Alcé una mano para frotarme un ojo, incrédulo, mientras intentaba buscar una conezión entre las palabras que me decía ese... ¿ángel? ¿Era un ángel terrenal?
Me alcé sobre los codos mientras entornaba la mirada.
-¿Eres un ángel?- titubeé- ¿Estoy muerto y he llegado al cielo?
Pero sus vocablos de repente recobraron un sentido demasiado frío y demasiado cruel como para pasarlo por alto. No, no era ninguna criatura llena de divinidad y pureza como había pensado hacía unos segundos, era la irrascible y cabezota Alicia. El nombre que había gritado en mi ignorancia momentos antes.
-No, no tengo aprecio a mi vida- bufé mientras me volvía a tumbar y le daba la espalda-. Puedes marcharte, no necesito tu compañía.

Tema: Re: La Enfermería Mar Jul 21, 2009 2:19 am

¿Ángel? ¿¡Ángel!? ¿¡A QUÉ DIABLOS ESTABA JUGANDO CONMIGO!?
Hundí mi rostro en el colchón, todavía con mis manos aferradas a la sábanas.
Y luego... Luego...
Respiré hondo, cuidando de no ahogarme con la nariz empotrada en la tela del colchón.
Luego... habló... Habló y lo destrozó todo. Jadeé otra vez y... mis ojos se entrecerraron...
Alcé la cabeza, con lentitud, con el alborotado cabello tapando parcialmente mi rostro, sin ocultar mi mirada, no obstante: vacía, opaca... implacable.
Y mis manos pasaron de la sábano a su brazo y se lo aferré, y tiré...
-Mírame... -dije con voz monótona, suave, sintéticamente dulce- Mírame -volví a exigir, tirando con más fuerza, mientras la barrera que había improvisado empezaba a sufrir las primeras embestidas-. Te lo exijo. Mírame -y mis dedos temblaron, y dejaron de forcejear. Pararon de temblar, y volvieron a moverse, deslizándose por su brazo, alcanzando su hombro y... perdiéndose entre sus cabellos- ¡Mírame!

Tema: Re: La Enfermería Mar Jul 21, 2009 2:29 am

Aún febril, inspiré hondo. Escuché su orden como si las letras se deslizasen a través de mis oídos. Hasta que sentí la mano en su cabello, que logró que se me quedara piel de pollo. Me estremecí de los brazos a la cabeza y tuve la sensación de encontrarme en un islote en medio de una isla. Un islote que ya no era solo dunas y arena, ahora había un gran oasis en su epicentro, marcando las distancias entre la soledad y el cariño de un compañero.
Me volví a ella, con la cruda mirada azul perforando la suya violeta. Me senté en la cama.
-¿Qué es lo que quieres de mí, Alicia?- le pregunté entre dientes, olvidando completamente toda formalidad. Alcé los dedos para enterrarlos en su propio cabello verde y enredarlos allí de manera que sólo podía atraerla hacia mí. Cuando nuestros rostros estuvieron a una distancia que se podía rasgar con la hoja vertical de un cuchillo, seguí hablándole- ¿Qué esperas conseguir de alguien que no tiene sentimientos? ¿Esto?- a continuación, perdí la cabeza durante unos segundos que luego me costarían caros y la besé con una furia antes desconocida. Una amargura y algo retorcido vibrando en lo más profundo de aquella primera oleada de sentimientos contra su muralla. Aunque quizá, hubiera algo oculto tras todo eso- Ya lo tienes. ¿Qué más quieres? ¿Eh? ¿Quieres hundirme? ¿Quieres matarme? Adelante, hazlo- me saqué el puñal que guardaba en el interior de la bota y se lo coloqué en la mano, con la punta directamente sobre mi corazón- ¡HAZLO!

Tema: Re: La Enfermería Mar Jul 21, 2009 3:34 am

Me costaba respirar. La respiración se que me hacía demasiado ardiente y amarga, rasgando mi garganta de un modo que habría arrancado gritos de agonía a cualquiera.
Menos a mí.
Yo me mantuve en silencio, escondida tras mi muralla de violeta bien mate, sin brillo, y seguí escuchando, dejé que su mirada me golpease, me hiciese daño. Dejé que sus dedos se enredasen en mi cabello, dejé que me hablara con claridad, con una crudeza digna de cualquier hoja de puñal, se lo dejé hacer, sí, se lo permití todo, porque era lo que buscaba... cualquier respuesta, cualquier sonido proveniente de la vibración de su alma.
Hasta... le dejé besarme, con una ira, una furia, una cólera que astilló mi estructura. Se lo permití, acepté el dolor como el suyo propio, guardándomelo para mí, aferrándome a él de una forma enfermiza, y que no obstante me dio esperanza...
Sin embargo, antes de que pudiese reaccionar, hizo algo que me descolocó totalmente.
Al siguiente instante tenía la cosa más fría y repugnante que pudiese haber tocado mi piel. Me estremecí del asco, y a pesar de que no debería haberlo hecho, bajé lentamente la mirada para verlo.
Un puñal, en mis manos, apuntando su corazón. Un corazón que todavía latía... bum, bum, bum... al son de la amargura y la furia, bum, bum, bum... yo podía oírlo, como seguía latiendo, cómo seguía...
Vivo.
Mi rostro se contrajo. Mi corazón se contrajo. Mi alma se contrajo.
Perdí el control.

El arma resbaló de mis dedos, no, eso es mentira. Y... la tiré al suelo, con cólera, con la fuerza de un Dios lanzando su rayo, con la esperanza de que el arma traspasara el suelo y se fuera directamente al infierno, a fundirse, a desaparecer... Y luego, volví a levantar la mirada, y me arrepentí de hacerlo, no obstante, la mantuve en lo alto, gritándole, cuanto le odiaba, cuanto le detestaba, cuanto... yo... Dos lágrimas cayeron, y con ella, la sentencia de mi mano, firme, implacable, que chocó contra su rostro en una bofetada sin sentido o con todo el sentido del mundo.
Y mis ojos volvieron a esconderse tras mi flequillo, y yo volví a agachar la cabeza, acercando la mano con la que lo había pegado hacia mi pecho, sintiéndola arder, arder de la peor de las formas, dolorosamente, con la cólera y el caos palpitando.
Y por última vez, clavé mi mirada en la suya, con ánimo taladrador, o sin ánimo ninguno, dejando entrever únicamente el odio, el rencor... y el dolor. Fue con mis ojos con lo que quise taladrarlo, quise hacerle daño, quise hacerle reacciona... Quise destrozarlo, hacerlo jirones, fundirlo hasta que no quedase nada, y luego... quizás luego...
¿Reconstruirlo?
Seguí negando con la cabeza.
Y entonces, le hice la pregunta del millón. Por enésima vez.
-¿Por qué?

Tema: Re: La Enfermería Mar Jul 21, 2009 12:43 pm

Sostuve su mirada cuantas veces ella quiso quemar la mía, sin ningún antecedente, sólamente pisarla, pasar por encima, y rebosar en lo alto de la montaña clavando su ondeante bandera, su cabello vivo como serpientes y su mirada implacable.
Yo sabía lo que ella quería. Quería llegar al epicentro de mi islote y con toda su fuerza devastadora hacerse allí un hueco, aunque fuese a endemoniados empujones, aunque fuese a agudos chillidos, aunque fuese a insoportables lamentos y martirios. Estaba decidida a hacerlo, pero yo no pensaba dejarla. No le tendería ningún puente, ni le dejería entrever un atisbo del corazón de melocotón que escondía en mi interior. No, no vería nada. Aunque lo que en realidad sucedía, y era tan, francamente, estúpido, era que me negaba a admitir la insondable verdad. Hay veces en las que es mejor vivir de una mentira, que saber lo que sucede y arrepentirte, aullar por ello. Alicia ya había conseguido llegar hasta allí. Sin esfuerzo ninguno, ella había desembarcado en las playas de árdida arena negra, había cruzado todo un desierto alegándose todo el mérito, pues era suyo, y tras abrirse paso entre la maleza y superar inumerables peligros a los que había estado expuesta, llegó hasta ese centro. Ese centro en el que se erguía un oasis; y triunfal se había detenido allí para caer al suelo y no moverse, mientras yo tenía que cargar con esa certeza fuera por donde fuera, aún engañándome y autoconvenciéndome de que mi fortaleza seguía siendo inquebrantable. Qiuzá antaño lo fue, quizá, pero ahora no, hoy no. Y eso era lo que más me asustaba, lo que era capaz de hacer aquella mujer conmigo. Si con tan sólo una mirada conseguía desarmarme, ¿qué sucedería si...?
Aparté mis pensamientos de la mente cuando su mano cruzó mi cara. Con el rostro ladeado y la mirada oscurecida asimismo como cubierta por el níveo flequillo, apreté los dientes claramente para que ella lo viera. Entonces, preguntó. Y yo inspiré hondo aún con la vista gacha para contestarle:
-Eres odiosa- cada sílaba me esmeré en destacarla todo lo que podía, hablando entre dientes, daba igual-. Y te diré por qué. Fuisteis la primera en venir a molestar, fuisteis la primera en colgarse de mí como lo haría un mono de feria ante su dueño. Fuisteis la primera, yo no os hice nada..., ¡no os hice nada! Y ahora habéis convertido mi vida de ser el rico hijo del emperador de este mundo a algo más que simple basura. Y por eso creo que debo daros las gracias- la ironía emergió como serpientes retorcidas que se acercaron a su rostro peligrosamente, siseando junto a su oído, meciendo su cabello con simple humillación-, pero sin embargo, no pienso hacerlo. Vos no merecéis ningún elogio, ni ningún agradecimiento por mi parte. Esto se ha convertido en un infierno, y la vuestra ha sido la mano que lo ha determinado sin tener ninguna autoridad. No eres dios, Alicia. NO ERES NADA. No me conoces, no sabes NADA de mi vida. No sabes NADA de mí. Desconoces si tengo motivos para ser como soy, ¡DESCONOCES LO QUE PASÓ CONMIGO! Y ahora, sales de la nada, con tu ego tan campante y tus modales que dan ascos para- inspiré hondo una nueva vez- para joder a los demás. Dime, ¿acaso era ese tu plan desde un principio? ¿Subirte a mis hombros y esperar que cargue contigo aún teniendo ya mis propios problemas? Siento defraudarte, porque nada de lo que harás será útil. Y si ahora no te importa, piérdete, no quiero volver a verte.
Me alcé y tambaleándome caminé hacia delante todo lo rápido que podía, pero con la frente cubierta de sudor frío y el flequillo pegado a los ojos no vi a tiempo el marco de la puerta y me estrellé estrepitosamente contra él. Me llevé una mano al puente de la nariz mientras mascullaba un sacrilegio antes de salir bamboleándome de un lado a otro, buscando un lugar de paz donde no hubiera cierta señorita que respondiese al nombre de Alicia Schwartz y que era poco más que el juez del demonio.

Tema: Re: La Enfermería Mar Jul 21, 2009 9:25 pm

Me dejé caer en la cama, sentada, mientras él iniciaba una verborrea implacable e inmisericorde. A pesar de ello, a pesar de que la primera sílaba ya se había lanzado a por mí como una hiena a la carroña, yo le sostuve la mirada, alzando bien la cabeza, haciéndole saber que yo conservaba mi postura, y que la defendería, que sacaría las uñas por mantenerla y que soportaría cuanto me pusiese por delante. Le dejé claro lo invencible que era, le dejé claro que el miedo nunca había estado en mí, le dejé claro lo mucho que despreciaba sus acciones, el empeño que pondría en destrozar esos ideales tan estúpidos y carentes de sentido que tenía. Sí, mantuve el rostro alzado en todo momento, con la mandíbula contraída de tormento e ira, con las lágrimas de indignación y desenfreno perlando mi mirada todavía.
Por eso, cuando acabó, seguí fijándolo con mis ojos clavados en él, lo seguí, sin apartar mi atención en ningún momento, pero tampoco hice nada cuando lo vi levantarse para ir, tampoco hice nada cuando lo vi estamparse contra el marco de la puerta, al contrario, tuve la esperanza de que sus ideas podridas se evaporasen de su cabeza ante el choque. Desgraciadamente, su postura no pareció variar, y...
Boom.
-Sigues huyendo, Galadriel... -dije, lo suficientemente alto para que me oyese desde detrás de la puerta- Sigues huyendo y no tienes derecho a hacerlo... yo no te lo doy, porque... ¿Sabes? Yo... ¡YO SÍ SOY ALGUIEN! ¡Te lo dije! ¡Aquella tarde en ese maldito río! ¡Te dije mi nombre completo, porque me juré que lo recordarías, siempre grabado en tu memoria! ¡RECUÉRDALO! ¡¡Soy Alicia Engel Schwartz!! ¡ME OYES! ¡ALICIA SCHWARTZ! ¡SOY ALGUIEN! ¡Soy alguien que no estuvo, pero que está! ¡Soy alguien que no sabe, pero que descubre! ¡Soy...! -y no aguanté más, me puse en pie, salí de la cama, y me aproximé a la puerta- ¡Pero empiezo a conocer! ¡Y cuanto más lo hago...! ¡Más me hundo en tu mundo! ¡Es...! ¡REPUGNANTE! -me agaché, y agarré violentamente la daga que momentos antes había tirado al suelo- ¿¡CÓMO NO PUEDE IMPORTARTE UN MÍNIMO TU VIDA!? ¡ERES UN EMBUSTERO! ¡Y me da igual que seas el hijo rico de no sé qué! ¡ME IMPORTA UN BLEDO! ¡Porque más allá del dinero, más allá del deseo, de las ambiciones...! ¡Está la vida! ¡MILLONES DE PERSONAS LUCHANDO POR MANTENERSE Y MANTENER! ¡Y tú...! ¡Tú...! ¡Me colocas ese puñal en la mano, dispuesto a entregar tan fácilmente tu vida! ¿¡Cómo te atreves!? ¿¡POR QUIÉN DEMONIOS ME TOMAS!? ¡¡QUIEN SE ESTÁ CAVANDO UNA TUMBA EN EL MALDITO INFIERNO ERES TÚ, GALADRIEL, NO YO!! ¡Y YO NO LO AGUANTO, NO LO SOPORTO! ¡Tampoco...! -me aferré al marco de la puerta, fijando con ardor mi mirada en su espalda- Y tú tampoco te dejas ayudar. Te obcecas más que nadie, y te hundes en tus ideas carentes de sentido... No sé que te ha pasado en esta vida, lo reconozco... -mis dedos se crisparon fuertemente, de tal modo, que llegué a tener los nudillos blancos como la nieve- Pero, lo que sí puedo ver, es que, sea lo que sea lo que te dio los golpes para forjarte, te dejó cruelmente torcido... y tú no haces más que retorcerte y guardarte para ti mismo -alcé un poco más la mirada-. Todo esto lo empezaste tú, Galadriel. Y ahora, me debes algo... Por "salvarme" en contra de mi voluntad aquella tarde... Yo voy a salvarte, aunque no lo quieras, ni aunque no lo merezcas.
Entonces, di un paso fuera de la enfermería.
-Eres... como un niño perdido, encaprichado a una realidad que lo mantiene atado a un hogar tan seguro como retorcido y podrido.

Tema: Re: La Enfermería Mar Jul 21, 2009 11:49 pm

Inspiré hondo antes de recostarme contra el marco de la puerta. La observé con detenimiento. Su mirada violácea, sus cabellos como las algas, verdes... sus labios perfectos... ¿perfectos? ¿Eh?
Sacudí la cabeza con fuerza, pero ya estaba seguro de que se había dado cuenta de dónde había ido a detenerse mi mirada. Con violencia clavé la vista en otra parte de la habitación, intentando mediante todos los medios no saltarle encima. Maldita sea Alicia, has llegado ya demasiado lejos, has llegado demasiado lejos... Apreté los puños en la espalda con tanta fuerza que creí hacerme sangre.
Caminé lentamente avanzando hacia ella.
-No pienso darte más cuerda para hablar, cuanto antes deje de escuchar tu estridente voz, mejor- le dije, sin alterarme-. Debes ya de haberte dado cuenta de que cuanto más tiempo pasamos cerca el uno del otro llegamos a odiarnos con más violencia conforme pasa el tiempo. Eres... insoportable, insufrible, indómita, indecente- conforme lo iba diciendo me aproximaba más y más hasta tomar la iniciativa y enredar los dedos de la mano en el cabello de la nuca crudamente y aproximar mi rostro ligeramente ladeado al suyo-, irresistible...
Por un momento también me creí mi propia mentira. Tuve la certeza de que volvería a perder el control y a volver a besarla. ¿Pero cómo negar un placer que te es entregado sin ningún prejuicio? Sí, maldita sea, lascivo deseo humano...
Apreté los dientes junto a sus labios y clavé la mirada en algún punto tras ella.
-Adiós señorita Schwartz, páselo bien con sus juramentos- desenredé los dedos para darme la vuelta y marcharme a grandes zancadas, dejándome algo atrás, junto a su figura.

Tema: Re: La Enfermería Miér Jul 22, 2009 2:30 am

En vista de que nada más tenía que hacer ahí, y habiendo oído más de lo necesario (sonrió socarronamente al pensarlo), salió de ahí con una discreción inhumana, sin dejar que su paso alertase las alarmas de absolutamente nadie.
Tenía una reunión que atender en el comedor, sí, sí... Y una sopa de pescado que probar, sí, sí, también.

Tema: Re: La Enfermería Miér Jul 22, 2009 11:11 pm

Casi me habría dado por sonreír, pero no lo hice. Quizás en otro momento, en el que la calma predominase y los recuerdos no alterasen, lo haría, pero... por ahora, tendría que contentarme con el hecho de saber que era cierto... si... aquellos interminables duelos visuales, en los que ninguno de los dos cedería nunca ante el otro. Antes de cualquier ataque o acercamiento, nos tanteábamos, nos lanzábamos mutuas advertencias de que ambos sabíamos morder, aunque... también era cierto, que por el momento, a ninguno de los dos nos habían asustado los dientes del otro. Por eso sólo me sorprendí a medias cuando él pareció contemplar algo más que la amenaza perpetua de mi mirada, bajando sus ojos a unos centímetros más abajo de los míos propios. Pegué mi espalda contra la pared, cerrando un momento los ojos, todavía de brazos cruzados, enfrentándome a la situación con la mayor sensatez posible. Pero era tan...
No, no era él, era yo... Yo, que no conseguía calmar ese fuego que tanto deseaba abrasarlo a él y a sus demonios.
Mis ojos se abrieron, relucientes, y cuando lo hicieron, comprobé que volvía a acercarse a mí. Yo no me moví, ya sólo faltaba. No, simplemente, me alcé, como un tronco orgulloso retando a la tormenta, preparándose a todo, echando mano de toda su resistencia. Porque no se iba a doblegar, no, se rompería antes. Pero de todos modos...
Yo no tenía pensado romper.
Fue entonces cuando, noté como su mano se aferraba a mi cabello y a mí atención, sacándome de mis cavilaciones. Entrecerré los ojos, convirtiendo mi mirada en dos finas rendijas de profundo violeta. Empezó a hablar, y yo lo dejé hablar, como siempre, hasta que no aguanté más, y contesté.
-¿Darme cuerda? -agarré el brazo con el que agarraba mi pelo, alzando bien la cabeza para tener la vista a la altura de la suya- Me des cuerda o no, me intentes detener o no, no vas a ser tú quien determine que mi voz siga oyéndose o no. Con cuerda o sin ella, diré lo que crea conveniente tanto para mí como para ti -mi agarre se hizo más fuerte-. No quieras mi odio, Galadriel, no lo quieras, porque no tienes ni idea... ni idea -luego, me cayó la retahíla de calificativos, despectivos en su mayoría, menos el último... Mis rendijas se agrandaron, hasta adoptar un tamaño normal, traicionando mi impasibilidad. Aunque eso duró a penas unos segundos, porque mis ojos volvieron a cerrarse... pero él se acercó, mi corazón se perdió un latido y mis uñas se clavaron en su brazo. ¿Qué...?
Pero él no se aproximó más, y sólo... sólo se dispuso a irse, despidiéndose de mí con unas palabras que lograron sacarme de quicio.
¿Qué...?
Jadeé, y mis ojos se abrieron de par en par.
-No... no juegues conmigo -oh, por fin, por fin había sido capaz de hablar. Contrólate, contrólate, contrólate- ¡NO TE LO PERMITO! ¡Y que se te meta de una maldita vez en la cabeza...! ¡Mis juramentos...! ¡¡Los cumplo!! ¡Y me da igual cuanto me dejes atrás! ¡Siempre voy a alcanzarte! -grité, sin despegarme de la pared. A pesar de mis palabras, yo... ahora... lo que menos me convenía era...
Cerré los puños con fuerza.
Yo no debía acercarme a él, no... Pero...
Él desapareció, y yo me limité a sentarme en el suelo, con un dolor de cabeza que empeoraba mi humor drásticamente.
Aún estaba empapada y a este ritmo, iba a acabar muy mal.
Me levanté sin más tardar, centrándome en mi dolor de cabeza, que me impedía pensar. Me alegré por ello y salí de allí, todo el mundo estaría en el comedor, escuchando el anuncio del director, pero a mí me daba igual. Necesitaba descansar, urgentemente.

Tema: Re: La Enfermería Mar Jul 28, 2009 7:44 pm

La señorita Bennet llegó a la enfermería con paso tranquilo, sin apuro, llevando ante sí, entre sus dos manos su gran maletín con todo lo que una enfermera debe llevar siempre sobre sí. Observó con una ceja enarcada algunas camas deshechas y toallas ensagrentadas arrinconadas en cualquier esquina. Sí, los alumnos ya habían llegado, y eso se hacía notar. Sonrió, y depositó su material sobre una mesa cualquiera, dispuesta a ordenar con gesto resignado su enfermería.

Tema: Re: La Enfermería Vie Jul 31, 2009 6:00 pm

Me desperté en el sitio más horrible de todos los sitios más horribles que pudiera haberme imaginado. Y aunque me dio igual el intervalo de tiempo que llevase allí, y aunque me dio igual si mi tobillo estuviera curado ya o no, incluso me dio igual si había alguien más a mi alrededor, lo primero que hice fue pegar un brinco sobre la camilla, aterrizando en el suelo del impulso.
Estaba... estaba... estaba...
¡Estaba en mi peor pesadilla!
Pegué un segundo respingo, más pronunciado si cabe que el anterior, y miré a mi alrededor con mis ojos rojos a toda velocidad, repentinamente asustada. Y no solía asustarme muy a menudo, pero es que aquella habitación, aquella sala... oh, por todos los dioses, cómo la odiaba.
Distinguí a otra persona en la sala, pero no me digné siquiera en saludar. Adopté el alma de una sombra, adopté su forma y su cautela, y avancé hacia la puerta sigilosa.
La atravesé en menos que canta un gallo, y salí lo que se dice por patas de allí, con el tobillo notablemente mejorado. Aunque todavía estaba pálida.

Tema: Re: La Enfermería Vie Sep 11, 2009 2:09 pm

Intentando recordar, más o menos, el plano que había dibujado en el libro del Castillo que encontré en la biblioteca a mi llegada, conseguí encontrar la puerta de la enfermería.
Abrí la puerta para que pudiese entrar sin problemas Aenur con la chica en brazos sin dificultad y luego me fijé en el interior de la sala. Muchas camas vacías y limpias pero en el primer vistazo no vi a la enfermera por ninguna parte. Suspiré y miré a la joven que seguía murmurando lo mismo...no quería ni pensar que había terminado con la vida de alguien.

Cantidad de envíos : 22 Fecha de inscripción : 26/08/2009

Conseguimos llegar a la enfermería del castillo gracias a Selene. Una vez dentro, tumbe a la chica en la primera cama libre que encontré.
-No te muevas- dije a la delirante enferma.
Mire alrededor, pero no vi a nadie con aspecto de médico. "Qué bien- pensé para mí- Una enfermeería sin nadie que la atienda".
¿Dónde estará la enfermera?- pregunté a Selena, aunque era obvio que ella tampoco veia nada.- Hay que buscar a alguien.
Observé de nuevo a la enferma. Aparentaba estar algo mas calmada, aunque seguía murmurando aquellas turbadoras palabras. ¿Haría falta alguien más que un medico para aclarar todo aquello?

Tema: Re: La Enfermería Sáb Sep 12, 2009 11:45 pm

Aquel vaiven terminó por acabar, y cuando me sentí de nuevo sobre un lecho blando, volví a ponerme ligeramente nerviosa. Pero aquello estaba pasando, poco a poco... poco a poco el miedo iba dándome un tiempo muerto, la calma antes de la tormenta. Se me antojó mucho más terrible, pero por lo menos ya iba siendo consciente de mí misma...
Lentamente, como quien despierta de un sueño, abrí mis ojos oscuros al mundo. Al mundo que me recibía de un nuevo modo, con los brazos abiertos hacia el fin. Me llegó un olor que carecía de olores, y eso, supuse, es que estaba en un hospital. Olía a puro. Poco a poco fuí tomando consciencia de mi alrededor. Poco a poco me fui dando cuenta de que no estaba sola. Y, evidentemente, tampoco había llegado sola hasta allí. Un chico de pelo medio largo y oscuro y una chica con el cabello en llamas componían mi séquito.
Estaba en la enfermería, pues. ¡Había dicho que no iría en aquel encuentro en el bosque! ¿Por qué estaba allí? Ah... Galadriel... Dejé de repetir las palabras, fijando mi mirada en ellos. Me incorporé, dolorida por todas las heridas y el cansancio acumulado. Dejé que las piernas colgasen del borde de la camilla, y me erguí, para mirarlos.
-Hola...-sonreí, ladeando la cabeza en un gesto curioso, pero tratando de aparentar indiferencia-. Tengo una pregunta para... vosotros. ¿Que sabeis de la muerte?
Aquellas palabras escaparon de mis labios sin que yo tuviese control sobre ellas. De todos modos, aliviarían mi alma. O eso esperaba.

Tema: Re: La Enfermería Dom Sep 13, 2009 1:58 am

Busqué dos banquetas donde poder sentarnos junto a la cama de la chica mientras Aenur la dejaba sobre las blancas sábanas y buscaba con la mirada a la enfermera, sin éxito.
Pasó un breve lapso de tiempo y de repente la joven dejó de murmurar; seguidamente abrió los ojos y se incorporó, sin más. Ya sentada me incliné hacia delante para ayudarla, pero se sentó en el borde de la cama sin dificultades, dejando sus piernas colgando, y me volví a erguir sobre mi asiento, un poco desconcertada todavía.
-Te encuentras...mejor? -pregunté, dudosa. De repente parecía estar perfectamente y, sin escucharme, preguntó algo que me desconcertó todavía más. "Qué sabemos de la muerte..?" Me pregunté. Hice un silencio sin encontrar una respuesta clara, mirando a aquella chica que parecía tan...especial. De reojo miré a Aenur, que se encontraba a mi lado.

Tema: Re: La Enfermería Lun Sep 14, 2009 2:23 pm

Miré a la chica que preguntó por como estaba. Fijé mi mirada en su pelo cobrizo, perdiendome en su color y extensión. Sacudí la cabeza cuando me di cuenta de que me había abstraido y esbocé una sonrisa cortés, taimada.
-Me siento un poco incómoda medio desnuda y con este aspecto. Pero no tengo más ropa-comenté, mientras pasaba mi mirada de él al chico que me había traido. Esperé unos instantes, antres de preguntar-. ¿Quienes sois?

Cantidad de envíos : 22 Fecha de inscripción : 26/08/2009

La joven parecía mejor, al menos ya no murmuraba su proeza. Se quejó de su escasez de ropa y desvie l amirada, incómodo.
-Seria conveniente que buscasemos a alguien para que te mirase - dije mientras mi mirada buscaba alguna enfermera o similar.
No sabia como habíamos llegado a este extremo. Era mi primer dia y ya estaba con una chica semidesnuda que probablemente habria matado a alguien en la enfermeria de un castillo que me habia prometido una tranquilidad de la que aún no había disfrutado. Había venido en busca de unas "vacaciones", algo para olvidar un poco mi anterior vida, y volvía a encontrarme cara a cara con mi amiga la muerte, esta vez con el rostro de una joven de mi edad.
-Vale- exclamé al fin, cansado- parece que estas mejor, ¿no?. Pues vámonos, aquí parece que no hay nadie.
Miré a las dos féminas que habían marcado mis primeros pasos en el castillo.

Tema: Re: La Enfermería Dom Sep 20, 2009 12:58 am

Cuando la joven comentó sobre su apariencia, realmente me fijé en que se le veían demasiadas zonas al desnudo. Me ruboricé levemente y miré a mi alrededor, buscando algo útil.
-Aquí no tengo nada para dejarte, lo siento...-cogí una sábana blanca y se la puse amablemente- Pero de momento puedes cubrirte con esto, de momento.
Volví a mi sitio y pensé en que todavía no podia llamarla por su nombre...porque aún no nos lo había dicho. Me presenté con el fin de que ella hiciese lo mismo:
-Por cierto, mi nombre es Selena. -dije, sin más. Pero ví como Aenur se mostraba incómodo y un poco impaciente...así que le miré y antes de decir nada esperé a ver que decía la muchacha.