El recibidor

Tema: Re: El recibidor Jue Jul 16, 2009 1:17 pm

Crucé los brazos firmemente al pecho y me apoyé en la balaustrada de mármol.
-Que casualidad, ¿ya no me grita, ni me insulta, ni araña, ni muerde? Creáme, señorita Schwartz, siempre soy igual de caballeroso, pero uno de sus mayores defectos es que está completamente ciega- arqueé ambas cejas apenas un segundo mientras negaba con la cabeza. No tenía ningún remedio. Además, parecía sufrir un ligero trastorno de personalidad. Un día venía hecha una furia y al otro se mostraba amigable y todo. Era estupeeeeeeeeeeeeeeendo-. Así que no tiene por qué sentirse especial si me dirigo a usted con un mínimo de cortesía, como no se da el caso al contrario.
Clavé mi mirada incendiaria y fría en ella, dándole a entender que ni me gustaba la situación ni me gustaba ella. Bajé entonces la mirada a Carbón, que parecía agusto en sus brazos.
-¿Tú también?- bufé, dirigiéndome al animal- Ah, estupendo. Ahora mi propia mascota también se pone en contra mía. Esto es un verdadero infierno- fruncí el ceño.

Tema: Re: El recibidor Jue Jul 16, 2009 1:27 pm

-Que arrogante... -dejé caer, lanzándole una sonrisa de suficiencia- ¿Qué cree? ¿Que voy a malgastar mi maltratada garganta por usted? ¿Cada vez que le vea? ¡Oh, vamos! Nunca hago esfuerzos innecesarios, además... Su gato le ha salvado de mi, oh, genio devastador y apocalíptico... No crea tener el mérito de ello, porque... ¿Quién podría gritar, mostrar su peor lado estando cerca de tan bello animal? Sería una afrenta... ¿sabe? Aunque circule por ahí el rumor de un tal "Lord" Schwartz, soy capaz de tener un lado sensible... ¡Y hasta femenino! ¡Impresionante, ¿no es cierto?! -solté, con la ironía palpable- Por eso, con mi sensibilidad femenina que emerge de las profundidas más oscuras, diré que usted no me entiende... ¡Usted es el insensible! -mi condena sonó implacable, y la mirada que levanté para corroborar mis palabras se mostró más implacable aún, sin desear ceder bajo el ardor gélido que taladraba mi vista. Con toda la determinación del mundo, aguanté la mirada, hasta para contestarle.
-A veces dicen que los animales son más inteligentes que los humanos... Su mascota quizás sepa apreciar lo bueno mejor que usted, ¿no cree?

Tema: Re: El recibidor Jue Jul 16, 2009 1:34 pm

Le sonreí ampliamente a Alicia. Aquello se estaba convirtiendo ya en costumbre. Maldita sea, tuve ganas de escupir todo sentimiento que albergaba en mi interior, vaciarme completamente, vomitarlo, volver a ser una nuez sólo con cáscara.
-No sabía que se pudiera dar cuenta de las cosas, señorita Schwartz. Por supuesto que soy un insensible, y me alegro de seguir siéndolo. Así no estallaría como usted y me pondría en ridículo delante de todos los alumnos de esta sala y sus profesores, está claro que se encuentra claramente vigilada... Mientras que yo excedo los cargos- ensanché la amarga sonrisa-. Gracias a usted provoqué ayer que el tutor de los apóstatas descargase su ira sobre vosotros. No me siento culpable, se lo merecía- me encogí de hombros-, pero tampoco lo veo justo. Así que le agradecería, que se alejase de mí todo cuanto le permite su atracción irremediable- entorné los ojos conforme soltaba cada una de las bullas sin piedad alguna mientras extendía los brazos para recuperar a mi querido felino de sus zarpas-, no me gustaría tener que hundir el salón sobre su terca cabezota. ¿Me permite? No me agrada su compañía, aunque si por ello cree tener el derecho suficiente de venir a restregármelo por las narices... puede hacer cuanto quiera, pasaré de usted, como hago siempre.
Volví a sonreír, y esta vez, no fue con amargura. Más bien una muda aceptación llena de resignación que colmaba el vaso a punto de desbordarse. Ella quería ira, quería odio. A mí no me importaba eso, me había más que acostumbrado a que la mayoría de la gente del castillo donde vivía me mirase con ojeriza simplemente por ser el hijo del señor de la casa, que solía tratarlos a todos mal. Así que me había forjado entre hostilidad y amargura, justo como dicta el proverbio: <<todo lo malo se pega>>, terminé yo igual de inaccesible y, puede, estúpido.

Tema: Re: El recibidor Jue Jul 16, 2009 1:54 pm

Acurruqué mi rostro en Carbón, disfrutando ampliamente de su suavidad y su calidez, la necesitaría para calmarme y "no me pondría en ridículo delante de todos los alumnos de esta sala y sus profesores". Y desde mi refugio de dulce pelaje, volví a clavar una mirada impasible, calculadora y analítica. La única forma de esconder el torrente de lava que acabaría por salirme por las orejas, a este paso. Este tío... no tenía ni idea de nada.
-Eres tú quien no entiende nada, quien no pilla las cosas al vuelo -le espeté duramente-, yo entiendo mucho, mucho más de lo que cree tu impasibilidad tan neutra y lineal como blancos tus cabellos. Veo, capto... esa amargura de la que no quieres salir, te encierras, no te atreves a echar un vistazo fuera a ver qué hay... Eres un insensible, sí, oh no, disculpa, me he equivocado de término: quieres serlo, pero estás lejos de lograrlo, ¿verdad, Galadriel? ¿Sabes lo que significa eso? La furia, la amargura, eso... significa que no puedes huir de tu humanidad. Al menos, yo, tengo la valentía de enfrentarme a ella, a mis sentimientos, a luchar por ellos, no esconderme... Doy gracias a no ser como tú, Galadriel.
Y sólo fue entonces, cuando me atreví a separarme del hermoso gatito, tendiéndoselo con lentitud, con delicadeza. Aunque antes de que pudiese cogerlo, se lo aparté, adelantándome con furor, con autoridad, alzando la vista con notable desafío.
-Me repito, ¿Quién se cree que soy? -retomé el tratamiento de usted, quizás para darle mayor énfasis a mis palabras- No... ¿Quién se cree que es? ¡Ignórame, si quiere! ¡No lo logrará! ¡Su amargura me enferma, señor! ¡El modo de encerrarse, más aún! Usted me acusaba ayer de querer matar mi cuerpo... Yo nunca quise nada semejante, pero usted... usted... -mi voz empezó a temblar. Uy, mala señal- No hace más que ahogar su alma en cortesía y demás razones, seguramente estúpidas como usted. Un completo y repugnante suicidio moral. No tiene perdón, señor, y desde luego, no lo voy a tolerar... ¡Me oye! ¡No pienso tolerarlo! -exclamé

Tema: Re: El recibidor Jue Jul 16, 2009 2:15 pm

Volví a enderezarme, sin tener a Carbón en mis manos.
Inspiré hondo. No perdería los estribos ni los papeles como me sucedió ayer. Jo, nada de eso.
-Puede hacer cuanto le venga en gana, no es de mi incumbencia. Yo también me alegro de que no sea como yo, vivir en un pozo oscuro de soledad es lo peor que hay. Así que puede seguir con su mal carácter revolucionando todo cuanto pisa, si quiere, no me importa- me encogí de hombros-; tanto como si no piensa tolerar que vuelva a salvarle la vida. No me gustaría ser espectador de cómo las aguas del río se la tragan sin que yo, mirando, pueda impedirlo. No delante mío, señorita Schwartz. Puede buscarse otro remanso en el que chapotear como una estúpida hasta que se llene de barro hasta las cejas y pille un buen resfriado, pero no, no delante mía.

Tema: Re: El recibidor Jue Jul 16, 2009 2:34 pm

Lo miré un rato más, pero acabé desviando la vista a un lado, rechinando los dientes. Sin mirarlo, le tendí al animal. Empecé a negar suavemente con la cabeza.
-¿Lo ve? ¿Puede verlo? -Mis ojos de entrecerraron- Sí, seguramente lo sepa, estoy segura, es consciente de su situación. No me cabe duda, no obstante... eso lo hace más estúpido todavía -mascullé alejándome un paso, con la vista acobijada en mi verde flequillo, todavía haciendo mil y un esfuerzos por no permitir que mi voz temblase.
Apreté firmemente el puño, mientras notaba como la respiración empezaba a agitarse. Genial. Divino.
-Estúpido por compadecerse de esa forma, estúpido por no entender... ¿¡Es que no puedes comprenderme!? -me había sorprendido a mí misma, aguantando tanto tiempo sin explotar. Y ahora, nada podría pararme- ¿Cómo no puedes captar que no soy yo quien necesita ser salvada? ¡Entérate de una maldita vez! ¡El único que tiene que ser salvado aquí eres tú! ¡TÚ! ¡Tú sí que te estás hundiendo en el lodo! ¡Y ESO ME ENFERMA!
Era un estúpido, un imbécil, un tío con un esquema mental deficiente, insensible, idiota, amargado... y tan triste.
-¡Estúpido! -repetí, dolida en lo más hondo y conmovida hasta morir.

Tema: Re: El recibidor Jue Jul 16, 2009 2:48 pm

Carbón se ocultó en mis brazos, asustado. Pero a mí el temperamento de la señorita Schwartz no me acobardaba. Esa misma noche había llegado a una importante conclusión de madrugada.
-¿Y qué sucederá ahora, señorita Schwartz? Supongamos que soy yo el que se está ahogando, como bien dice usted, aunque yo me veo seco, ¿qué hará? ¿Qué va a suceder? Por mucho que me lo grite, seré incapaz de cambiar mis ideales y forma de ser, dese por aludida, ya que usted no es tan diferente... que lástima, desperdiciar algo tan bonito en una lucha sin sentido, en dar palos a ciegas... esta conversación no debería estar manteniéndola con alguien tan... tan...- me mordí la lengua a propósito, intentando recobrar la compostura, de hecho, lo hice. Conseguí colocarme mi habitual máscara de apatía antes de darme media vuelta y disponerme a marchar. Disponerme, porque no supe si Alicia me dejaría irme o no.
Suponía que sí, pero...

Tema: Re: El recibidor Jue Jul 16, 2009 3:18 pm

Era...
Ambos puños se me crisparon con una fuerza descomunal, tan grande, que por un momento creía notar la sangre bañar las palmas de mis manos, allí dónde mis uñas se clavaban con saña en mi carne, quizás reprimiéndose a duras penas para no clavarse en la suya.
Era tan... tan...
Mi rostro también se crispó, y ya ocurrió el total descontrol, el cual ni yo fui capaz de frenar.
-No huyas... -le espeté, con mi brazo estirado hacia él, y mi mano aferrando con fervor la tela de su chaleco, a su espalda- Ni te atrevas a huir y a dejarme con las palabras en la boca. No huyas.. ¡No huyas, maldita sea! ¡No estás seco! ¡Sigues avanzado, sigues alejándote como un estúpido, y no haces más que meterte paso tras paso en una ciénaga que acabará por devorarte! ¡No sigas! ¡Deja de hacerte daño! ¡Es repugnante! ¡Me desquicia...! ¡Lo... lo... LO ODIO! Tu forma de ser, tu forma de condenarte, ¡NO PUEDO CON ELLA! -entonces, mi segunda mano fue a parar también a su chaleco, aferrándose con fuerza- ¡Y no tengo porque tolerarlo, no! ¡Tú...! ¡Tú me lo debes! ¡Yo...! ¡VOY A SACARTE DE AHÍ A RASTRAS, si hace falta!

Tema: Re: El recibidor Jue Jul 16, 2009 3:45 pm

Había dado poquitos pasos en ese castillo, pero una sensación de excitación me embargaba. Todo era demasiado nuevo, demasiado inofensivo ante lo que estaba acostumbrada. No podía levantar la vista de las cosas que decoraban las paredes, las preciosas alfombras que cubrían los suelos, las grandes ventanas que se abrían para dejar ver el exterior. Quise abrir una de ellas justo cuando unas voces se alzaron, bastante enfadadas, opiné. Me quedé un momento quieta en el pasillo, dudando de si acercarme o no. Me agarré el vestido, entrecerrando los ojos, enfocándolos hacia donde venian las voces. Gente, eso sin duda. ¿Era prudente acercarme y verlos? Se me antojaban una especie de seres curiosos a los que observar. ¿Por qué estarían enfadados? Me apoyé un momento en la pared y me tapé con las manos el rostro.
«Vamos» dijo una voz, autoritaria, dentro de mí.
«Pero... ¡están enfadados!»
«Mejor»
Negué con la cabeza ante mi voz interior. Sabía que algo dentro de mí disfrutaba especialmente con esa clase de situaciones, asique me puse recta, me quité las manos de la cara y miré al frente de nuevo. Volví a reanudar mis pasos, con algo de lentitud pero con decisión. Sujeté el pomo de la puerta y empecé a girarlo, abriendo la puerta. Al final, la abrí por completo y me encontré ante un gran recibidor con aspecto cálido, sin embargo a mi me pareció de una gelidez molesta.
Entonces los ví. Una joven de pelo verde bastante sulfurada y a un impasible chico albino. Ella le tenía agarrado y se notaba a la perfección el acaloramiento que tenian sus mejillas. Me quedé allí, en el umbral de la puerta, viendo con curiosidad el escenario, sin poder evitar soltar una risita divertida que en seguida traté de reprimir.
«Son divertidos»
«Tómalos como juguetes» me contestó esa vocecilla que nunca me abandonaba. Hum... si, quizás.

Tema: Re: El recibidor Jue Jul 16, 2009 10:05 pm

La sentí agarrada a mi chaleco oscuro, con el rostro próximo a la espalda, a la dura tela que cubría la holgada blusa blanca. Me quedé con Carbón en los brazos, digamos, inmóvil. De improviso, había perdido toda habla, había perdido toda capacidad de raciocinio. Tan absorto estaba que tan siquiera escuché la risita y la incursión en la escena.
Suponía... que Alicia Schwartz estaba tirando abajo todas mis barreras, una a una. ¿Qué significaba aquello? Muy obvio. Que la humanidad se me contagiaba, y yo no quería ser humano. Y estaba visto que ella no entendería mis afanes de más. De ser más. De ser un ente superior, no solamente... no solamente tener que guiarme por las satisfacciones y deseos de un cuerpo putrefacto y carnal. Yo no pedí este cabello blanco. Ni pedí estos ojos azules. Aunque estoy bastante contento con lo que me tocó después de todo. Podría haber sido peor.
Abrí la boca varias veces, a punto de tartamudear como un imbécil. ¿Qué hacía ahora? ¿Qué se hace en estos casos? ¿Por qué no me enseñó mi tutor a entender a una mujer en lugar de ecuaciones matemáticas? Eso me habría sido de más utilidad, sin duda.
Carbón se asomó por un lado de mi brazo y su nariz olfateó el aire disimuladamente, con los ojos entrecerrados y las orejas echadas hacia atrás. Me pareció que iba a bufar, ya que todo el pelaje negro se le erizó, pero no emitió sonido alguno.
Diablos, no entendía absolutamente nada.
-Se...- silencio-. Alicia...
Sonó como un quejido, más bien. Ogh, OGH, otra cosa DETESTABLE en el ser humano. La forma de HABLAR, NO CONTROLAR mi cuerpo, NO CONTROLAR mis acciones, NO CONTROLAR mis movimientos, SER vulnerable. Era sumamente ASQUEROSO y yo LO ODIABA.
Estúpido, estúpido, estúpido... céntrate. Apártate. Apártate. ¿¿POR QUÉ NO TE APARTAS??
Sí, esa era la pregunta clave en aquella situación. ¿Por qué no daba una zancada adelante e interrumpía el contacto? Enfrié la mirada clavándola en el suelo. Yo tenía un objetivo. Tenía una meta. Y en aquel camino no podía acompañarme nadie. Por eso había entrado en aquél castillo, por eso ansiaba aprender, y aprender. Y aquello entorpecía mis objetivos.
Sonreí amargamente, como lo haría un deprededador que degusta la derrota con sumo cuidado. Entonces, di un paso. Y di otro más.
-Buenas noches, señorita Schwartz.
Comencé a subir las escaleras tranquilamente, aunque en realidad deseaba con toda mi alma salir corriendo y encerrarme en algún lugar donde no hubiera nadie. NADIE. Carbón miró con ojos apenados a Alicia, su iris tormenta refulgiendo tristemente.

Tema: Re: El recibidor Jue Jul 16, 2009 11:29 pm

Mis ojos se abrieron de par en par. La cortesía... ¿Había... dejado la cortesía, el muro que escudaba su interior, sus reacciones? ¿Lo había dejado atrás de verdad? ¿Era yo quién había oído bien? ¿Seguro?
Alicia.
Mis dedos se aferraron todavía más a la tela.
Era la primera vez que me lo decía, a pesar de que yo había insistido en que lo hiciera antes, pero él, se había dispuesto a mantener las distancias desde un primer momento.
Pero ahora... Lo que había dicho... ¿Habría surtido efecto?
Alicia.
Sonó tan dulce y satisfactorio. ¿Lo estaría logrando? ¿Podía ser ese el inicio de mi victoria? ¿Habría empezado a quitarle el derecho de desvanecerse en la apatía, salvándolo a rastras? ¿Lo había...?
Jadeé.
Mis dedos no fueron quienes de retener la gélida tela con ellos. El chaleco se deslizó como un gato esquivo, salvaje, que rehusaba cualquier contacto, cualquier roce. Cómo él.
Mis manos se mantuvieron en el aire, en la misma postura, completamente quietas, como si todavía quisieran aferrarse al fantasma de su presencia. Sí, debieron de quedar flotando en el más absoluto y desgarrador vacío, acostumbrándose a un frío peor que el que emanaba el mismísimo Galadriel. Y por un momento, me pregunté, ¿más frío? ¿más... perdido?
Mis manos sufrieron un repentino, breve y violento temblor, a penas una convulsión, una inútil extensión del seísmo que me había sacudido por dentro.
Pero fue un instante, y todo resultó ser como el despertar de una pesadilla.
Mis ojos se abrieron de par en par, un segundo y luego... volvieron a entrecerrarse, lentamente, delicadamente, como si temiese que mis pestañas se quebrasen como el más fino cristal.
Y sólo fue entonces cuando mis manos se dieron cuenta de su estúpida situación, y poco a poco, se relajaron y fueron descendiendo, hasta que cayeron del todo, rozando indiferentemente las telas de mi falda.
Vaya, seguía en sus treces... eso pensé, mientras mis labios temblaban levemente, dudando entre esbozar una sonrisilla amarga o simplemente mantener la impasibilidad, la apatía total.
Era tan... triste.
No obstante, mi mirada no abandonó, y subiendo escalón a escalón, se deslizó por tapices y mármol, cada vez más, hasta que se tropezaron con un par de zapatos. Siguió subiendo, las piernas, la espalda, la delicada mata de nieve hilada. Todavía estaba ahí.
Todavía estaba vivo.
Di un paso atrás, conmovida por esa revelación que lo iluminó todo de repente.
Mi boca se entreabrió, y aunque por un mommento pensé que nada saldría, no me decepcioné, y salió.
Que estúpido él y que estúpida yo.
¿Por quien me habían tomado?
Mi respiración se agitó y mis puños volvieron a cerrarse, peligrosos síntomas de la plaga que pronto caería sobre todos los mortales del lugar.
-¡Sí, el castillo es grande, ¿no?! -le grité desde lo más bajo- ¡JA! ¡No lo suficiente para perder de vista a una mujer como yo! ¡Créame, señor! ¡Me da igual cuanto trate de huir! ¡Me importan tres cominos hasta que punto navegará para llegar al fin de vuestra alma! ¡Le alcanzaré! ¡Le di mi nombre completo, ¿recuerda?! ¿Puede recordarlo? Sí, yo sí puedo hacerlo, ¿sabe por qué? ¡Porque hoy me juré que iba a recordarlo para lo que le queda de vida! ¡Se lo voy a grabar en la cabeza de tal manera que me deletrará hasta en sueños! ¡Me va a recordar! ¡Porque no soy una dama en apuros! ¡Porque ni siquiera soy una señorita que se precie! ¡Pero seré quien de derrotarle, señor! ¡ÓYEME, GALADRIEL! Recuerda mi juramente, vaya a dónde vayas, quiero que la sombra de mi recuerdo te persiga, quiero... quiero... ¡Que mi amenaza persista! ¡Veni, vedi, vici! ¡Sí, sobre todo venceré! ¡Y perseguiré mi promesa hasta el fin del mundo, créeme, tengo talento para pirata! -di un paso adelante, con un fervor alumbrando mi mirada con un fuego escarlata, apasionado, y desde luego, terrorífico- ¡Tú que me sacaste del río a la fuerza! ¡Yo seré quien te salve de ti mismo! ¡PORQUE TE DERROTARÉ! ¡Recuérdalo! ¡Y da igual cuanto escapes, cuanto te compadezcas...! ¡ALICIA SCHWARTZ ESTARÁ AHÍ PARA RECORDARTE CUAN HUMANO ERES! ¡No te vas a escapar, oh, no, minino...! Soy una perra de lo peor... Pero de eso, ya te darás cuenta... por ti mismo.
Y callé, ya sin voz, agotada, esperanzada, triste, furiosa, alterada...
Pero me mantuve, y me mantendría.
Y fue en mi silencio que por fin caí, levantando la vista hacia una chica que nos miraba desde el umbral de la puerta. Oh, genial, menudo espectáculo debíamos de haber montado. Poco me importó, y es que además, la chica parecía de lo más entretenida. Fruncí el ceño, y chasqueé la lengua, recordando la risotada que había sonado antes... ahora pude ubicarla, ya más centrada en el presente.
-¿Le parece divertido? -le pregunté, todavía con la adrenalina alterando mi juicio y turbiando mi integridad.

Tema: Re: El recibidor Jue Jul 16, 2009 11:49 pm

Me detuve a lo alto de la escalera y apreté a Carbón firmemente contra mi pecho, con la mirada oscurecida. No sabía lo que estaba diciendo. No tenía ni idea. Estaba completamente fuera de sí, loca. El gato sacó la lengua, jadeando. La presión que ejercía sobre él era demasiado. Terminé por aflojar y subírmelo al hombro, aún rígido en lo álgido de los peldaños.
Giré ligeramente la cabeza hacia ella aún con el flequillo cubriendo mi mirada gélida, que en ese momento, parecía lapislázuli derretido. Y alcé la vista. Y la clavé en ella, dejando ver un atisbo de lo que acontecía en mi interior. Una mirada diferente.
Volví a bajar la cabeza y con los hombros hundidos en señal de derrota, susurré en voz baja:
-A donde yo voy no puede seguirme nadie... Adiós Alicia- dejé caer ese <<adiós Alicia>> ocasionalmente, con un sentido oculto, y quizá, antinatural. Un sentido que esperaba que ella, como chica inteligente que era, captase con claridad. Estaba plenamente seguro, tenía fe ciega en que lo entendería. Me escondería en un agujero como una vulgar rata hasta que se le pasase esa hincha que tenía conmigo. Le decía adiós, porque procuraría no volver a encontrarme con ella en todo el tiempo que estuviera con ella. Yo también me había jurado lograr mi meta dejando todo atrás, pasando los obstaculos por encima. Sobretodo si esos obstáculos recibían el nombre de Alicia y tenían el pelo verde como las algas y la mirada violácea.
Carbón ronroneó en mi oído, con intención de infundirme unos helados ánimos que congelaron la sangre en mis venas las astillaron como vulgares hilos de cobre sometidos al frío del norte. Al hielo. Los pasos de las botas resonaron por la estancia mientras ascendía las escaleras con férrea seguridad, esta vez, huyendo.

Tema: Re: El recibidor Jue Jul 16, 2009 11:53 pm

Y yo no creía en las casualidades, señoras y señores, pues allí estaba, plantada ante un recibidor un tanto... ¿acalorado?
Ooohh, genial entrada... aparecer en plena discusión... mala idea Ni, mala ideaaa...
Pero a mí nadie me había dicho nada, y tenía pleno derecho a estar allí. Después de todo, era el recibidor, y como bien indicaba su nombre, servía para recibir. Aunque aquel recibimiento no era precisamente lo que me esperaba, vaya.
Con una ceja finamente enarcada y la boca entreabierta, reflejando cierta perplejidad, observé, desde una cierta distancia de seguridad, la discusión que se plantaba ante mis narices. No prestaba mucha atención a lo que se estaban diciendo, todo fuera dicho, ya que no iba a entender nada, de eso estaba segura. Pero finalmente, la curiosidad que me determinaba fue relajándose poco a poco hasta desaparecer, suplantándola en su lugar algo parecido al aburrimiento, a la monotonía. No tenía que cargar con ningún baúl ni nada por el estilo, ya que tan sólo llevaba una bandolera con algo de ropa y poca cosa más.
Psé, tampoco necesitaba nada más para vivir.
Me crucé de brazos, sin saber muy bien si avanzar y alejarme hacia cualquier otro sitio, o seguir allí como una observadora nata de aquel espectáculo. Por un lado, había algo que me empujaba a quedarme allí y observar. Sería la morbosidad, me dije.
Y al parecer no estaba solo yo de espectadora.
Casi sin quererlo, me pegué un poco a la pared, hundiéndome en la pequeña sombra que me ofrecía, tratando de cobijarme bajo su oscuridad, y pasar desapercibida. No estaba bien que nada más entrar armase alguna. Mejor quedarse quieta, sumisa y callada, sin intervenir, esperar a que la tormenta pasase.
Después de todo, no conocía a ninguno de los dos, no conocía a nadie, así que tampoco tenía por qué preocuparme. Sólo del tiempo que durase aquello, claro.
Suspiré.

Tema: Re: El recibidor Vie Jul 17, 2009 12:09 am

Otra vez discutiendo... Lo cierto es que a pesar de mi naturaleza de Apóstata odiaba las discusiones. Me ponían de los nervios.
¿Qué razón tendrían aquellos dos negados para discutir? Apenas habían pasado varias horas juntos y ya habían encontrado sus diferencias. Sería fácil de entender si el chico fuese un Apóstata... pero resultaba que no.
Abri la puerta intentando aparentar calma y sin ni siquiera dirigirles una mirada, solo había ido hasta allí por aquella presencia oscura que presagiaba que no de los míos acababa de llegar.
Miré de reojo la fogata que ardía en la chimenea y mi cuerpo sintió por completo la cálided del elemento, sonreí mientras me sentaba cerca de la recién llegada.
-Llegas en mal momento... -murmuré mientras jugueteaba con una pequeña bola de oscuridad que sostenía entre las manos- Con lo tranquilo que estaba esto antes de que llegase nadie... Cuando solo eramos cuatro gatos.
Entrecerré los ojos intentando evadir de mi mente la discusión que mantenían, y centrándome simplemente en seguir haciendo rodar la pequeña canica negra.
-Me llamo Victor Lenoir... -dije.

Tema: Re: El recibidor Vie Jul 17, 2009 12:12 am

Aquella chica se dirigió a mí de un modo que me hizo fruncir el ceño. Seguí inmóvil en el recibidor que poco tenía de agradable. Demasiada emoción cargada en el momento, demasiadas intenciones ocultas bajo la forma de rencor e irritación, quien sabe si odio. Demasiados decibelios de sonido. Demasiado, demasiado, demasiado... ¿Es que no había moderación? Miré fijamente, con fuerte intensidad a la chica del pelo verde que creía, se llamaba Alicia. Tenía los ojos violetas y tuve el impulso de tocarlos. Alcé una mano en su dirección, mientras ladeaba la cabeza con una expresión de curiosidad, entonces la congelé en el aire a medio camino de su cara, pese a que aún estaba un tanto lejos y mi cuerpo. La mantuve unos segundos allí hasta que me decidí por bajarla y comenzar a cantar bajo una cancioncilla con voz aniñada aunque claramente adolescente... Luna de invierno, luz de noche, silencio de lluvia, eres todo eso, dama de esmeralda... ¡Oh, piensas quemarme!...
Ignoré el comentario de Alicia, aún con la mirada fija en sus ojos. No había visto nunca un color semejante y por un segundo sentí en ella una sensación leve pero parecida, similar a la que sentí en la tormenta de arena. De todos modos, me resultaba levemente molesta asique intenté relajar la cara y respirar hondo. ¿Que había dicho mi voz interior? "Juguetes".
-Me molesta tu voz, pero tus ojos son raros- le dije, de forma suabe, deteniendo el impulso de volver a tocarlos.
Me dí cuenta entonces de que había caido en una especie de sueño. Que todo lo que allí había me fascinaba, desde las paredes de piedra hasta los ojos de la gente. Cerré los ojos con fuerza y volví a abrirlos lentamente después. Me crucé las manos por delante del vestido, mi adorado vestido dorado y esperé, cauta. Entonces escuché pasos y alguien que hablaba. Alguien que se sentó en una butaca del recibidor, jugando con una cosita negra. También sentí otra presencia detrás de mí, con cautela la observé por el rabillo del ojo.

Finalmente decidí que aquellas escenas no debían ser observadas por mí y di media vuelta mientras salía del recibidor.

Tema: Re: El recibidor Vie Jul 17, 2009 12:20 am

No pegué un respingo básicamente porque no le quité el ojo de encima al tipo que acababa de entrar, y eso me permitió que, a pesar de que no sabía que se iba a dirigir precisamente a mí, estuviera con la guardia levantada, sin apartar mis ojos rojos de él.
Aquello debía de estar muy concurrido casi siempre, pues en unos momentos estaba lleno de gente. Y yo formaba parte de ese "gente".
Enarqué una ceja, en actitud inquisitora, pero seguí en mi refugio entre las sombras, por si las moscas. No quería que me viesen, no quería que se fijasen en mí, y tampoco quería que mirasen mi pelo parcialmente blanco, mis ojos rojos... en fin, todo yo. No nada más llegar.
Aún así, mi estúpida sociabilidad me llevó a dar un paso al frente, y sin ningún tipo de miramiento, me situé frente al tipo, que se hallaba sentado en un sillón, y lo miré de arriba a abajo, sin ni un sólo tapujo.
Bueno, qué, cuando algo me llamaba la atención no solía disimularlo.
Enredé mi dedo en un mechón de pelo blanco, ligeramente nerviosa. Se me daban bien las conversaciones, pero ese tipo de personas... como lo que él transmitía... tan cerradas, tan calladas, sumisas, y frías, muy frías... bueno, pues que a pesar de ser una apóstata, nunca se me dieron los bordes.
Así que, sin saber muy bien cómo actuar, realicé una pequeña, frágil y sutil reverencia.
-Nierne Skin, señor -mis labios se curvaron, enseñando aquella característica sonrisa-. Un placer.
De repente, ignoré todo lo que se encontraba a mi espalda, y me concentré en el hombre, al parecer llamado Victor, según había dicho, que se hallaba ante mí. Que parecía importante, y sólo faltaba que lo ignorase.

Tema: Re: El recibidor Vie Jul 17, 2009 12:38 am

Asentí cuando ella pronunció su nombre y me fijé con atención en su aura y su mirada.
Conseguí darme cuenta de aque aquella muchacha sabía que yo era alguien importante en aquella escuela, y la verdad, es que era ya más de los que esperaba de los alumnos que estaban llegando, viendo como se estaban comportando.
-Menos mal que al parecer los apóstatas somos bastantes, si no mi estancia aquí se haría insoportable -murmuré mientras hacía desaparecer la bola y me acomodaba más sobre el asiento.
Miré de nuevo la hoguera y avivie un poco más el fuego. Me encantaba, lo adoraba... Esa fuerza, ese color, esa sensación que producía nada más mirarlo.
Sin duda, yo había nacido para ser quien era.

Tema: Re: El recibidor Vie Jul 17, 2009 12:56 am

Me llevé las manos a la espalda, ligeramente incómoda, y paseé mi mirada a toda velocidad por el lugar, quizás buscando una vía de escape, o tan sólo un asiento.
Finalmente, me quedé de pie, en aquella postura, con las manos detrás de la espalda. Seguí observando a Victor, parando mis ojos en cada parte de su rostro, en cada pequeño detalle.
Tampoco podía sacar mucho en limpio de una sola cara, pero era demasiado curiosa como para atreverme a preguntar directamente.
Rodeos, rodeos, rodeos.
Me fijé un momento en las llamas que estaba avivando. Fuego... vaya, interesante.
-Y... ¿por qué? -ya empezábamos con las preguntas de entrometida sin cuidado. Bah, no me importó- ¿No se está cómodo aquí? -mi tono se tiñó con un matiz ligeramente burlón- El castillo parece realmente muy confortable. Aunque claro, acabo de llegar, no soy quien para opinar nada... -miré al suelo, como arrepentida por lo que había dicho, como si pudiera haberlo ofendido. Todo teatro, por supuesto. Pero rápidamente rompí aquella máscara, levantando la cabeza con cierta brusquedad para clavar mis ojos rojos en los suyos- Hay gente muy diferente, ¿no?
Sin ir más lejos, aquellos que discutían tan alto y tan fuerte en el recibidor. Que menuda entrada, vaya... en fin.
Sin rodeos.
Ojos en blanco.

Tema: Re: El recibidor Vie Jul 17, 2009 1:05 am

-¿¡Eh!? -exclamé, tras escuchar las palabras de aquella chica deslizándose desagradablemente por mi oído- ¿Ah, no le gusta mi voz? ¿Qué es eso? ¿Una amable indirecta para que me calle? ¡Dígamelo a la cara! -le exigí, casi en un bramido. ¿Quién se creía? ¿Y qué pasaba con mis ojos? Sí! Eran peculiares, como todo yo, ¿y qué?- Sí, son raros... ¿ Le gustan? ¿O voy a tener que cerrar los ojos y chocar contra todo obstáculo por una forzada ceguera? -le pregunté, muy quemada. Pero el fuego se apagó en cuanto capté la mirada de Galadriel, porque yo...
Yo iba a dejarle ir, después de todo, la guerra seguía vigente, y siempre podía haber un alto al fuego para que ambos bandos echaran mano de nuevas energías y fueran a remplazar las municiones gastadas. Sí... pero... esta vez, fue diferente.
Sí, peculiar, muy sorprendente. Impresionante.
Antes había lanzado una avanzadilla que creía invulnerable, bien... él había logrado resquebrajarla, dispersarla.
Merde.
Me sentí descolocada, casi a punto de ceder bajo un extraño pánico por perder el control de la situación, por... no saber como reaccionar.
Y todavía sin aire por ese par de perlas azuladas que ya se habían retirado de mi rostro, fue cuando lo oí.
"Adiós, Alicia"
A...diós... ¿Cómo que adiós? ¿¡Qué mierda de despedida era aquella!? ¿Por qué lo decía de aquel modo? ¿Por qué lo oía como si fuese la más irrevocable sentencia? ¿¡Qué sentido tenía...!?
Entonces, subía las escaleras a una velocidad vertiginosa, lo adelanté, poco antes de la puerta que comunicaba los pasillos, y ahí, le frené el paso, plantándome ante él, brazos cruzados, y mi mirada clavándose en su pecho.
No dije nada, simplemente, me limité a estar ahí.

Tema: Re: El recibidor Vie Jul 17, 2009 1:15 am

Me pasé una mano cansada por el rostro, ligeramente alterado.
-Por favor señorita Schwartz, déjeme pasar. No será bueno que se quede ahí parada con el frío de la noche- menuda excusa más pobre-, además, Carbón necesita dormir, que ya va siendo hora...
Estuve seguro de que no se apartaría, así que alcé las manos, sabiendo que me arrepentiría por lo que estaba a punto de hacer. La cogí de los hombros con firmeza, sintiendo todo el vello del cuerpo erizarse sin preámbulos. La coloqué a un lado para hacerme paso y volví a mirarla, esta vez sin mostrar ninguna sutileza, ni calor.
-Por favor- le dije una última vez.

Tema: Re: El recibidor Vie Jul 17, 2009 1:16 am

-Pues... Primero porque no soporto a los espirituales... Ya sabes, cosas del instinto -reí- Y supongo que también odio tratar con otros que no sean como yo. Es decir, me mantengo en mi mundo, y asi soy feliz...
Aparté la vista hacia hacia al suelo de madera, contemplando el reflejo de las llamas.
-La verdad es que este castillo es maravilloso... Lo mejor es que siempre puedes perderte por una de las múltiples salas y alejarte del resto de la "sociedad"
Los recerdos de las tardes en la biblioteca, o surcando los inmensos pasillos azotaron mi mente y sonreí. Adoraba las tardes a solas conmigo mismo y los morodares ocultos del lugar.
Me di cuenta entonces de que todavía no había dormido desde que habían llegado los alumnos. Suspiré resignado mientras me desesperezaba disimuladamente.

Tema: Re: El recibidor Vie Jul 17, 2009 1:24 am

Me balanceé sobre mis pies, simulando parecer una chiquilla atolondrada que en aquellos momentos escuchaba insaciablemente. Y es que en el fondo escuchaba insaciablemente, ya que cuanto más supiera, de la antigua vida, de l apresente, de la futura... más, más y más... mejor para mí.
Cuantos más datos, cifras, ideas... todo aquello de lo que pudiera agenciarme que podía serme útil.
Información.
Suspiré un segundo, y no pude evitar la tentación de pasarme la mano por el pelo, echándomelo hacia atrás.
-Parece cansado -comenté, pues me gustaba fijarme en todos los detalles, y Victor presentaba evidentes signos de cansancio. Aunque había que reconocer que los disimulaba bien, muy bien, pues incluso para mí había sido díficil descifrarlos hasta que le vi estirándose ligeramente. Muy poco, muy poco. Pero suficiente. Audaz como un gato, mis ojos se volvieron a posar sobre él, con una curiosidad ciertamente espeluznante... hasta amenazadora.
-Debería descansar, ¿no cree? -comenté, tratándole de usted, pues bien sabía que si era un hombre importante, no debía de gustarle demasiado que le tutearan.
Seguí ejerciendo mi papel de niña simplemente curiosa y observadora en todo momento, sin dejar que se notase la intriga que empezaba a hacer mella sobre mi maldito instinto de las narices.
Tenía que quitármelo de encima, o disimularlo mejor.

Tema: Re: El recibidor Vie Jul 17, 2009 1:35 am

Observé su mirada curiosa, su mirada calculadora, su mirada inquisidora...
Sin duda estaba intentando sacar informacion. Decidé dar por zanjada la conversación, últimamente estaba hablando demasiado, y no me convenía.
Me pasé las manos por el rostro y me levanté.
-Sin duda no ha sido unos días relajados -murmuré mientras daba dos pasos hacia mi derecha- Hablaremos en otro momento, quizás cuando empiecen las clases.
Estaba apunto de abandonar el recibidor cuando me acordé...
-Por cierto, para cualquier cosa, yo soy tu tutor. No lo olvides.
Y me alejé dejando la puerta entreabierta.

Tema: Re: El recibidor Vie Jul 17, 2009 2:37 am

Me apartó de su camino sí, y parecía dispuesto a seguir, también.
¿Y?
No me volví a recolocar del sitio, historia de que nuestros gestos no volviesen a repetirse inútilmente, no.
Sí, por eso me limité a agarrarle uno de los brazos que habían posado sobre mis hombros, clavando mis uñas con obstinación en la tela de la camisa, aferrándome únicamente a la tela, pero con la disposición del señor Galadriel, quizás debería atarme a su carne y dejar ahí mis uñas. No obstante, decidí usarlo en caso de situación desesperada. Por el momento no hacía falta, ¿verdad?
Sostuve su mirada con esmero, abriendo bien la mía, dejándole bien claro que las palabras pronunciadas antes no iban a ser en vano, que no iban a empalidecer, convirtiéndose en murmullos a ser quemados por el olvido.
-¿Por favor? Oh, vamos, Galadriel, las guerras no se ganan con amabilidad... Usted lo sabe, ¿verdad? O por lo menos, conmigo no funciona. Ni en broma.

Tema: Re: El recibidor Vie Jul 17, 2009 3:14 am

Fui a parar a las escaleras que daban recibidor sin saber cómo. Pero no tenía muchas ganas de dormir, y aquel era el sitio perfecto en aquel momento. Seguro que había gente. Personas a las que fastidiar y causarles dolor. El escenario idóneo para dar rienda suelta a mis malvados instintos.
Pero lo que no esperaba era encontrarme a la señorita Schwartz y el chico que molestó a Lenoir al pie de las escaleras. Por todos las manzanas... ¿¡Por qué siempre me topaba con aquel par de estúpidos!? ¡Estúpidamente estúpidos rebosantes de estúpida estupidez! Los hubiera empujado por las escaleras encantado. Sin embargo...
-Oh, vaya, que escena tan tierna -alcé mi voz burlona para que se dieran cuenta de mi presencia-. Lord Schwartz y su novio en una bonita despedida. "No te vayas, por favor" -parodié la voz de Alice en un tono sumamente ridículo-. Que enternecedor -añadí después con mi propio tono de voz, pero repentinamente serio y frío y cortante como un cuchillo-. ¿Piensan dejarme pasar los enamorados y tendré que hacerme yo paso? -pregunté visiblemente irritado. Par de imbéciles...
Tenía que idear una manera de humillarlos, de hacerles daño. Y se me acababa de ocurrir una. El segundo plan para deshacerme de dos personas más del Sacred Cross -la chica espiritual del patio ya se las vería conmigo más adelante-. Pero para llevar a cabo el plan contra Alice y el chico tenía que pillarlos solos y por sorpresa, algo que visto lo visto no parecía nada fácil. Sin embargo, con los elementos necesarios... Clavé mis ojos oscuros en el gato que sostenía él, analizando con desprecio aquel asqueroso animal. Odiaba todos los animales. Y en especial ese gato estúpido, por pertenecer a su estúpido dueño. Aquel gato podría serme útil... tenía que encontrar la manera de apartarlo de su amo. Y entonces, raptarlo.
Tenía que trazar una estrategia y usar mis poderes de apóstata. Llegaba la acción. Perfecto.